LA EMPATÍA, TOMADA A BROMA (1)
En series de televisión con humor inteligente, y en alegres musicales del cine, encontramos momentos de altura filosófica. Por ejemplo, a la hora de tomar a broma esa doctrina moral tan pomposa de la empatía (sympathy, en inglés), así como de su versión pedestre, recogida en la socorrida expresión: ponerse en el lugar del otro. Veamos dos muestras simpáticas de cómo reírse de la pretenciosa empatía.
EL PELIGRO DE PONERSE EN EL LUGAR DEL OTRO (O DE LA OTRA)
En un descacharrante episodio (Temporada 5, capítulo 13: «El consejero de Maris») de la serie televisiva norteamericana Frasier, emitida con gran éxito durante once temporadas, encontramos una divertida alusión, no poco malévola y procaz, al empleo indiscriminado de la expresión ponerse en el lugar del otro, fórmula muy presumida de su presunta virtuosidad.
El hermano del personaje principal de la célebre sitcom, el también psiquiatra Niles Crane, se halla en trámite de divorcio de su mujer Maris, y ambos asisten a la consulta del doctor Shenkman, asesor matrimonial y especialista en reparar conflictos de pareja. El tratamiento incluye que Niles y Maris tengan regulares encuentros amorosos. En uno de ellos, sucede un temendo malentendido: Niles y el doctor Shenkman (a la sazón, amante de la esposa) establecen, simultáneamente, una cita con Maris para un encuentro íntimo. Fatalmente, son los dos hombres quienes acaban coincidiendo en el nido de amor.
El enredo propio de la comedia de situación, a la sombra de la confusión de personalidades, bajo la penumbra que ampara al amor, todo, a media luz, alimenta la creencia en ambos romeos de que el acompañante del lecho es Maris. Lo cual les anima a meterse juntos en la cama de la habitación. De repente, se hace la luz en la estancia y la claridad hace patente el error.
Niles indignado y humillado reprocha al doctor la infidelidad y la deslealtad profesional cometidas al beneficiarse de una paciente, quien además es su esposa. Al menos, todavía. El atribulado asesor matrimonial queda al descubierto, al desnudo por así decirlo, y sólo acierta a farfullar vanas excusas. Finalmente, apelando a la fatalidad y al stress como explicación última del malentendido, el doctor Sherkman dice a Niles:
— En fin, póngase en mi lugar...
Réplica de Niles:
— ¿Que me ponga en su lugar? He estado a punto de hacerlo...
Continuará...
Ja, ja, ja...me has hecho recordar este divertidísimo episodio. ¡Cuánto he gozado con esta serie!....Esa contestación es tan demoledora como el "¡Nadie es perfecto!" de Some Like is Hot.
ResponderEliminarMuy bueno lo de "Series de TV (en serio)
UN abrazote.
Ocurre sencillamente, amigo Anro, que la serie “Frasier" es un cosa seria… ¡Y con 11 temporadas a sus espaldas, a nuestras espaldas! Reconozco no ser, en general, muy entusiasta de las “sitcom”, pero “Frasier” me ha llegado al alma. Tanto es así, que muchos diálogos y bastantes secuencias de la serie siguen alimentado todavía hoy bromas privadas y comentarios cómplices entre mis familiares y amigos. A lo largo de la serie hay algunos episodios de antología de la comedia. Éste que aquí he traído a cuento es uno de ellos. Fíjate en la secuencia seleccionada en el vídeo. Combina lo mejor del cine cómico silente y de la alta comedia sofisticada de los años 30 (por ejemplo, en Preston Sturges o incluso en Lubitsch: ¡el protagonismo de las puertas!).
ResponderEliminarSaludos cinéfilos.