Páginas

lunes, 27 de febrero de 2012

THE BAND WAGON (1953)


 

Título versión española: Melodías de Broadway, 1955
Año: 1953
Duración: 112 min.
Nacionalidad: Estados Unidos
Director: Vincente Minnelli
Guión: Betty Comden & Adolph Green
Música: Howard Dietz & Arthur Schwartz
Fotografía: Harry Jackson
Reparto: Fred Astaire, Cyd Charisse, Oscar Levant, Nanette Fabray, Jack Buchanan, James Mitchell
Producción: MGM. Productor: Arthur Freed
Premios: 3 nominaciones al Oscar (Historia y guión, vestuario color, banda sonora musical). Año 1953

 



Si tengo que elegir los cinco musicales que más me gustan, no vacilo: uno de ellos es The Band Wagon, estrenado en 1953 (aunque en el título de la versión española le añadieron dos años, Melodías de Broadway, 1955). Disfruto mucho con el musical y adoro este film. Este género tan singular concentra y sustancia, como ningún otro, la energía, la viveza y la alegría de vivir. Si una mañana, chafado el ánimo, no me pudo levantar, tengo el método: leo un par de meditaciones de Marco Aurelio y a volar. Si he tenido un mal día, me pongo en el Home Cinema un buen musical, y después a dormir a pierna suelta.

Como ocurre con la mayoría de títulos de esta categoría, el argumento base no es lo principal. En muchos casos, y el que ahora nos ocupa no es una excepción, resulta incluso «endeble», según lo califica el mismo Vincente Minnelli, director de la película, en su muy recomendable autobiografía Recuerdo muy bien. ¿Recuerdan? Se trata del título de una de las canciones de Gigi (1958), interpretada por Maurice Chevalier: I Remember it Well. Así cuenta Minnelli la trama de The Band Wagon:



«Un actor cinematográfico pasado de moda [Fred Astaire] toma un tren para Nueva York, donde se encuentra con dos comediógrafos amigos [Oscar Levant y Nanette Fabray], que le acucian para que haga teatro en Broadway. Le presentan a un notorio director [Jack Buchanan] que le elige, junto a una bailarina de orientación clásica [Cyd Charisse], para una producción que se vuelve más pretenciosa y rimbombante conforme el ego del director se interesa en ella. Se estrena con un fracaso estrepitoso, pero los miembros de la compañía deciden remodelar la obra y presentarla en Broadway como el pasatiempo masivo que pretendían originalmente. De paso, el actor y la bailarina se enamoran.»




Conciso y modesto Minnelli, ¿me conceden esto? Porque The Band Wagon es, en verdad, mucho más. En cuanto a la significación y alcance de la historia narrada, la cinta cabe calificarla, junto con Cantando bajo la lluvia (Singin' in the Rain, 1952), de  emblemática en la transición de un género que precisa de renovación; por ejemplo, generacional y en cuanto a estilo. Esa circunstancia está perfectamente personificada por Fred Astaire. El actor, cantante y bailarín cuenta 54 años. Ha elevado la danza ligera (como una pluma) al máximo nivel; para mi gusto, jamás superado. 

Ha sido pareja de baile de Ginger Rogers, Eleanor Powell, Judy Garland, Betty Hutton, Jane Powell. Pero, ay, no de Cyd Charisse. He aquí una inmejorable oportunidad para unir en la pista y el plató al dúo danzante más elegante del género. La bella de Moscú (Silk Stockings, 1957), un muy logrado remake musical, dirigido por Rouben Mamoulian, de la célebre Ninotchka (1939), realizada por Ernst Lubitsch, volverá a reunirlos. ¡Y todavía al bueno de Fred le queda por filmar Papá, piernas largas (Daddy Long Legs, 1955), donde toma la mano de Leslie Caron, y Una cara con ángel (Funny Face, 1957), donde le da pie a Audrey Hepburn para que se luzca!


¿Qué hacer con el musical? La propuesta que le ofrecen a Tony Hunter (Fred Astaire) en el film es simple: sentar la cabeza, dejar de dar brincos e interpretar piezas serias; por ejemplo, una adaptación musical del Fausto de Goethe. La alusión no puede ser más precisa: el musical debe vender el alma al diablo, desnaturalizarse, intelectualizarse, para durar en el tiempo, para sobrevivir. Inmenso error. Fiasco monumental. El público responde si la renovación del género no supone ruptura ni quiebra con la tradición. A Astaire no le vale el ballet. Los viejos comediantes, los danzantes del claqué y el chaqué, nunca mueren. El vodevil, el jazz y los ritmos que mueven los pies y animan el espíritu siguen en forma. ¡Reúnase la banda, en formación, todo el mundo a bailar, el tren de la danza y la diversión va a partir! ¡Todos a bordo! ¡El espectáculo debe continuar! ¡That's Entertainment!

The Band Wagon representa un soplo de aire fresco que regenera y oxigena un género indestructible. ¡Cómo puede morir el símbolo fílmico de la vitalidad! Contiene algunos de los números de baile en pareja más memorables de toda la historia del cine.

Dancing in the Dark

Girl Hunt Ballet
Y dos temas que a mí, personalmente, me encantan, dos muestras magníficas de cómo el musical y el humor pueden converger con supremo buen gusto y talento. Me refiero a Shine on Your Shoes.


Y Triplets.



Que ustedes lo pasen bien...