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lunes, 4 de abril de 2011

DEADWOOD: EL NACIMIENTO DE UNA CIUDAD FRONTERIZA


Producida por la Red Board Productions y la Roscoe Productions en asociación con la HBO, Paramount Televisión y la CBS (en la tercera temporada), y emitida, en su estreno, por la cadena HBO, Deadwood (2004-2006) es una de esas series de TV que destilan cine (de calidad) por todos los poros. Destila cine y whisky, sexo y violencia, acción y espíritu pionero, historia y leyenda. Todo lo que el espectador, y el cinéfilo, puedan desear, servido de un trago, dejándole un buen sabor en el paladar. Un producto notable, original, innovador.
Serie creada por David Milch, Deadwood es un western. Eso para empezar. Un western que aporta una nueva mirada cinematográfica al género. Los precedentes estéticos más directos los encontraríamos, por ejemplo, en Sin perdón (Unforgiven, 1992) de Clint Eastwood, entre otros títulos recientes. Pero, Deadwood es otra cosa. La mirada ahora es todavía más realista (realismo «sucio»), menos estilizada, despejada y recreativa que en los filmes precedentes del Oeste.  

El ambiente del saloon, uno de los iconos del género, nunca ha sido filmado como en esta serie, donde la iluminación «natural» (si bien, rodada en estudio), crea un espacio contrastado, entre tinieblas, ilustrado con luces de candil y sombras de sordidez, que aporta un especial grado de «verismo» a la historia. La dirección de fotografía en la serie destaca como uno de sus mayores atractivos. Aunque no sea el único.
Y es que, circunstancia extraordinaria en el género, estamos ante un western de interiores. Las verdes praderas, los horizontes lejanos, los ríos multicolores sin retorno, las montañas rocosas, están ausentes en Deadwood. Apenas hay tiroteos, y los duelos no son a tiro limpio, sino con los puños. En Deadwood, se disparan, sobre todo, las lenguas. El lenguaje, soez y rudo, tiene en la palabra «fuck» a su principal protagonista: sólo en la primera hora de la serie se pronuncia 43 veces. El escenario es sencillo, mugriento y austero. El decorado, indecoroso y parco: la calle principal embarrada, salones sórdidos y burdeles impúdicos, algunos hoteles con aspiraciones de respetabilidad, restaurantes de genuino fast food, comercios incipientes, aunque atiborrados de objetos múltiples. Real como la vida misma en una ciudad de frontera en el lejano Oeste. Deadwood en lo formal y lo argumental, tiene un eco de tragedia. Diría, incluso, que aires de ópera. La fanciulla del West de Puccini, en versión hard… Drama, pasión y oro.
Deadwood, 1876
El título de la serie —Deadwood— remite a la ciudad fronteriza de Dakota del Sur, en los tiempos en que estaba por definir su estatuto territorial y administrativo, hasta ser, finalmente, anexionada por el territorio de Dakota. Corre el año 1876 en el «salvaje Oeste», expresión que acaso nunca haya tenido más sentido que en esta ocasión. El general Custer acaba de morir con las botas puestas y el grito de ¡Oro! produce una fiebre alta y una quimera contagiosa que a algunos hará ricos y a casi todos conducirá a la mala vida. Ante la llamada de la mina, la pepita y el polvo, ¿qué mejor sitio adonde ir que a Deadwood?
Deadwood no es sólo una ciudad sin ley ni orden. Es una ciudad sin vergüenza, abierta en canal, como una res, igual que un libro de contabilidad, afín a un código regido por la violencia, lo mismo que un nicho de votos electorales, semejante a una veta de oro, tal que una ramera de burdel, equivalente, en fin, al comienzo de una nueva vida para unos hombres y unas mujeres sin tierra ni nada que perder, aunque con mucho pasado por detrás y un futuro incierto por delante. Deadwood, ciudad de pioneros, emerge en territorio indio, una región por colonizar y civilizar. Pronto se convierte en un melting pot de razas, oficios y destinos cruzados; en el objetivo de rufianes, meretrices, jugadores de póquer y políticos; en una comunidad primitiva, rudimentaria, inaugural. Deadwood, 1876: el nacimiento de una ciudad fronteriza.
En Deadwood, historia y ficción unen sus fuerzas para ofrecer recreación de hechos y espectáculo. El arte (desde el primero hasta el séptimo… de caballería) no tiene la obligación de contar la verdad, para ese fin están el conocimiento y las ciencias. Ahora bien, aquello que se narra y describe, debe resultar verosímil. Pues bien, simplificaré mi punto de vista sobre la cuestión con la siguiente sentencia: la serie «Roma» es a la antigua Roma lo que «Deadwood» es al lejano Oeste americano.


En el libro Gregorio Doval, «Breve historia del Salvaje Oeste. Pistoleros y forajidos», reseñado en mi blog de viajes, leemos lo que sigue:
«Otro famoso centro de prostitución fue, cómo no, Deadwood, la problemática ciudad de Dakota del Sur. El primer contingente de chicas llegó casi a la par que los primeros colonos en junio de 1876, en una caravana conducida por Charlie Utter [Dayton Callie], en la que también viajaban Wild Bill Hickcok [Keith Carradine] y Calamity Jane [Robin Weigert].
Cuando la ciudad alcanzó su auge definitivo, destacaron, sobre todo, dos madamas también muy famosas Dora DuFran y Mollie Johnson.» (pág. 302)

Entre corchetes he añadido al texto, por mi cuenta, el nombre de los actores y actrices que interpretan en la serie a esos personajes reales. Las célebres gerentes de casa de colipoterras, Dora DuFran y Mollie Johnson no están directamente representadas, aunque sí indirectamente, al inspirar ambas el personaje de Joanie Stubbs  [Kim Dickens, también en el reparto de Treme], madama delegada del saloon The Bella Union, primero, y, posteriormente, co-propietaria del burdel The Chez Amis. Con todo, el personaje principal de la serie es Al Swearengen (histórico, a su vez), propietario de  The Gem Saloon —epicentro de la serie— y auténtico factótum de la ciudad, muy bien interpretado por el actor inglés Ian McShane. En cuanto a Timothy Olyphant, que se pone en la piel del personaje principal de la serie, el sheriff Seth Bullock (sí, sí, existió, existió), mejor intentar ignorarlo y concentrarse en el resto.


 Deadwood, tras recorrer tres temporadas con gran acogida de público y crítica, abruptamente ha visto cancelada su continuación, dejándonos a los seguidores de la serie a tres velas. Como causa de la interrupción, háblase de problemas de financiación, así como de desacuerdos serios entre sus responsables. Llegó a proponerse hasta realizar dos largometrajes para el cine que sirviesen de colofón, cerrando de paso las secciones de la historia que han quedado abiertas. Pero, de momento, la serie Deadwood ha quedado descabalgada. Una lástima.

¡Extra! ¡Extra!
Para finalizar, es justo hacer una mención especial a la cabecera de la serie Deadwood, un tema éste que seguimos con interés en Cinema Genovés


De tan sólo un minuto y treinta y ocho segundos de duración, no puede tildarse de ejemplar, aunque sí de muy ilustrativa y, claro está, concisa. Lo bueno, si breve… Los momentos más brillantes del opening tal vez sean las imágenes en las que el oro en polvo y el escanciar del whisky, dos tesoros dorados, acaban confundiéndose en el montaje. O advertir a un minero que, rastreando pepitas de oro en la canalización de agua, acaba encontrándose con su propio diente en la mano. Curiosamente, gran parte de la secuencia está rodada en exteriores naturales. Una cabecera para una serie filmada en interiores…
La música de la secuencia inicial de títulos de crédito está compuesta por David Schwartz. Sin tratarse tampoco de una creación espectacular, se trata de una pieza que suena a puro Oeste, a tierra de conquista, a un country party junto a un carreta y un fuego de leños. Los violines y las guitarras dialogan, con un eco de percusión sobre tripa tirante, rasgan las cuerdas en esta música rabiosa, de ritmo frenético, arrancando de su vientre de madera agudos acordes y cimbreantes acentos. Finalmente, van apagándose los compases y los tambores cercanos, como cuando se relaja una tensión para vivir en la cuerda floja.


15 comentarios:

  1. Pues tiene buena pinta, pero yo con las series es imposible que me case por el poco tiempo del que dispongo.
    Además tras su cancelación no creo que me ponga a verla. Me pone de mala uva empezar una serie y no terminarla.

    Un saludo.

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  2. Querido Fernando en esta ocasión no te voy a hacer caso, porque sencillamente ya he visto la serie y estoy al cien por cien de acuerdo contigo. Me tuvo encandilado absolutamente a lo largo de sus 36 capítulos. Hubo noches que veíamos cinco o seis capítulos.
    Tambien he de decir que me ha pasado lo mismo con esa otra seria que recomendaste hace poco "Treme".
    Anoche le dí fin....¡¡genial!! , hasta me he conseguido el CD de la banda original, repleto de temas fabulosos.
    Me gusta esa etiqueta que pones "Series de TV (en serio). Sigue recomendando, porque si nollega a ser por tí "Treme" ni la hubiese olido.
    Un abrazote.

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  3. Cierto, Emilio, es un fastidio la interrupción de una serie, en este caso, Deadwood. Aun así, merece visionarse por sus grandes valores cinematográficos. ¿Cuándo? Precisamente, una ventaja de las series es que, al visionarse por capítulos, puede uno encontrar algún hueco más fácilmente que cuando programa un largometraje.

    Salucines

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  4. ¡Bravo, Anro amigo, Deadwood de seis en seis! ¡Eso es afición! Yo me puse las tres temporadas hace un par de veranos, a razón de dos capítulos por noche (dos horas, aproximadamente: equivalente a un peli), que es mi dosis habitual en el visionado de series. Me he saltado esta norma un par de veces, con Los Soprano, cuando la cosa se ponía interesante de veras. Pero sólo una copita de más, que conste…

    Me alegra que te haya gustado Treme. Los buenos aficionados al cine y a la música de Nueva Orleáns no pueden perdérsela. Una serie muy adulta, que combina muy bien el drama y la comedia, y con la música, perfectamente integrada en la historia. En realidad, la ciudad y la música son los verdaderos protagonistas de la serie.

    Pues, sigue atento, amigo mío, porque, de las series que ya he visionado (o tengo a medio) hay algunas cositas bastante buenas que ya os iré contando.

    Salucines

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  5. Enhorabuena por la entrada, Genovés. Has descrito perfectamente lo que es Deadwood.

    A mí también me encantó a pesar de quedarme con ganas de más por su abrupto final.

    También me gustó mucho Treme y estoy deseando ver la segunda temporada. Por cierto, a los que gustó Treme puede que también les guste The Corner, The Wire y Generation Kill (son de los mismos guionistas).

    Saludos.

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  6. Gracias, Guionista, por tu amable comentario.

    En efecto, parece que con Treme vamos a tener la oportunidad de ver desarrolladas las situaciones ya creadas. El tema daba para bastante más, y yo, francamente, me quedé todavía con "hambre" cuando acabó la "primera" temporada (entonces, no se hablaba de continuación).

    En cuanto a las otras series, Generation Kill la tengo a medias (como otras más). Los capítulos que he visionado me recordaron a "En tierra hostil", lo cual me anima a no abandonarla (sí, yo soy de quienes defiende la peli de Bigelow). The Corner es un poco como el preámbulo de "The Wire". Y "The Wire"..., bueno, sobre "The Wire" aún tengo pendiente escribir aquí largo y tendido. Porque esa serie es una cosa pero que muy seria.

    Salucines

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  7. Desde la tremebunda "Sin Perdón" del maestro Eastwood van cayendo con cuentagotas excelentes revisiones de este género incombustible que es el Western.
    No en vano, como apuntaba el gran Anthony Mann, es el género que otorga más libertad al autor para poner en escena todo tipo de pasiones y acciones violentas, sin atenerse a ninguna regla y que además cuenta con la capacidad de trascender convirtiendose en leyenda.

    "Deadwood" por lo que deduzco de tus comentarios se ajusta como anillo al dedo a lo que el gran Tony entendía por Western. ¡Casi nada vamos!
    Además el formato teleserie permite profundizar ampliamente en ese mundo y esos personajes que lo pueblan, estrujandolos al máximo con lo que nos proporcionan horas y horas de placer.

    El western afortunadamente sigue vivo y goza de buena salud. También en el cine encontramos buenas y recientes muestras de ello, con cintas como "Apaloosa" o "True Grit" (aunque se que con esta última no estarás de acuerdo conmigo) que siguen ensanchando los "grandes horizontes" del género.

    De todas formas, hecho de menos una aproximación más "hard" (tal y como tu la denominas), igualmente artística pero más transgresora pero sin perder la esencia del género.
    Es algo sobre lo que he estado reflexionando desde que leí "Meridiano de sangre" de Cormac McCarthy, un texto durísimo, pero un material excelente para adaptar a la gran (o pequeña) pantalla. En buenas manos podría significar un paso adelante a lo ya apuntado por Peckinpah hace ya unos cuantos años.

    Salucines outlaw

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  8. Mi muy querido y paciente David: percibo en tus palabras, que suenan a elogio del formato serie de TV, preocupantes síntomas que diríase están alterando tu constitución cinéfila. Palabra del Dr. Genovés...Si es así, no te preocupes, por mi parte iré recetándote productos de la mejor calidad. "Deadwood" es, sin dudarlo, un magnífico reconstituyente.

    Es muy interesante la reflexión que haces sobre el presente y futuro de nuestra ilusión por el western. Porque, en efecto, se trata de un género emblemático que incluso puede servirnos de barómetro para valorar la situación del cine (en su conjunto) de nuestros días. Del western reciente, aparte de los trabajos del maestro Eastwood, yo destacaría, sobre todo, "El tren de las 3:10", un filme que me gustó mucho. Desde luego, está al nivel de su precedente de Delmer Daves (con Glenn Ford), sino lo supera. Fíjate, David: he aquí el ejemplo de un remake que sí aporta algo innovador y positivo al título que sirve de base.

    La aportación de Peckinpah fue, en verdad, de las más meritorias en las últimas décadas. Desde entonces, en el western, está Eastwood, ya por edad en retirada, más... las ganas que tenemos de encontrar nuevos impulsos. No estoy seguro de que la tendencia tenga que pasar, necesariamente, por una "mayor dureza" o un tono apocalíptico, tipo Cormac McCarthy. El western ha combinado bien con casi todos los géneros (excepto con la comedia). Con todo, el hecho de que los últimos productos western, en la mente de todos, sean más o menos remakes revela que tal vez la veta esté agotándose. Convendrá volver sobre este asunto.

    Salucines

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  9. Trato hecho volvemos sobre el tema con calma, pero antes echale un vistazo a ese libro, "Meridiano de sangre", es un western fronterizo.
    Nada que ver con "La carretera", bueno sí su oscura poesía y el tono pesimista y naturalista con que McCarthty contempla al género humano.
    Echale un vistazo y luego me dices si le ves posibilidades fílmicas "renovadoras".

    Salucines

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  10. David: trato hecho, pues, por ambas partes.Intentaré hacerme con el libro y te comento lo que me ha parecido, así como sus posibilidades fílmicas. ¡Ojalá las descubriese y fuese productor de cine para darle otra oportunidad a este género —el western— que, por lo que veo, tanto nos gusta a los dos!

    Salucines

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  11. Buenos días, Fernando. Ayer me pasé una noche en la que me empapé de Historia, pues había leído detenidamente tu completo y trabajado comentario sobre esta serie. Desde muy joven soy un apasionado del llamado western, pero del western del bueno, ya en películas o ya en series, que tanto de unas como de otras pocas hay con que nos deleiten actualmente.
    Me he llevado la grata sorpresa, como tú nos lo habías advertido de antemano, que no era una serie del Oeste cualquiera. Y desde luego que no lo es. Es una serie que tiene algo distinto a las demás y se nota el sello de la HBO, por supuesto.
    Se ve z Deadwood como una ciudad del Salvaje Oeste a la que empiezan a llegar gente de toda condición que han visto allí un lugar posible donde mejorar su situación, sobre todo económica, llamados casi todos ellos por la "fiebre del oro".
    Puede decirse, casi, que tiene algo de realismo, tanto en lo trabajado de la misma, en el día a día de los habitantes de Deadwood como en personajes reales que sí estuvieron en ella como fueron Seth Bullock, Will Hickok, Wyatt Earp (¿Quién no habrá oido hablar de este mítico personaje?), Al Sveraengen o la exploradora Calamity Jane. Todos ellos sí han existido y han pasado por Daedwood.
    Y desde luego que en ella hay mucho realismo, está muy bien ambientada, buernos diálogos y los personajes bien caracterizados. Un gran descubrimiento el de Deadwood. Gracias, Fernando por habernos informado sobre su existencia. La pena es que sólo dure tres temporadas. Parece que la HBO había ofrecido el rodaje de seis capítulos más pero finalmente no se aceptó esta propuesta. Un saludo.

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  12. Gracias a ti, Galaico, por tu amable comentario, y por seguir fielmente las críticas de series de TV que llevo a cabo en Cinema Genovés.

    Comparto tu fastidio por la no continuación de "Deadwood". Pero, lo cierto, es que la apuesta de la HBO por la calidad artística y de producción ha llegado a ser de tal dimensión que, a veces, deben frenar, por falta de presupuesto, muchos proyectos ya iniciados. Mi tesis en esta sección (compartida con otros críticos), y según puedes comprobar por las entradas que visitas, es que muchas de las recientes series de TV contienen el mejor cine que puede visonarse hoy.Incluso, en ocasiones, mejorando títulos clásicos del pasado.

    Hoy, precisamente, he publicado en el blog la reseña de la serie (¡también sello HBO!)"Mildred Pierce". Un auténtico goce cinematográfico.

    Salucines

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  13. Lo leeré con sumo interés, no te quepa duda. Todo lo que suena a HBO es oro puro, como el que buscan los pioneros de Deadwood.

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  14. Como apasionado de este género del Western, pero del bueno, me has dado una gran alegría pero, al mismo tiempo, tristeza, coraje o como quieras llamarle, porque no entiendo el por qué la HBO ha dado carpetazo a esta grandísima serie tras finalizar la tercera temporada. Como bien se dice por aquí, desde "Sin Perdón", del maestro Eastwood (que bien se merecería un buen homenaje como uno de los mejores actores y directores que ha contribuido a engrandecer este género, en sus facetas de actor y director)no estoy disfrutanto tanto como con "Deadwood", real como la vida misma y trabajada hasta el más mínimo detalle: muy bien ambientado el Salvaje Oeste, un pueblo donde prácticamente no hay ley si no que impera la costumbre, bien representados los personajes reales que por allí pasaron y muy buenos diálogos que, aunque sean más de nuestros días, no desluce para nada el conjunto de lo que es "Deadwood". Los capítulos pasan volando. empiezas uno y tan concentrado está uno viéndolo, que cuando me doy cuenta ya ha pasado una hora, el tiempo de su duración. ¿Por qué no se harán más series, pero sí completas, sobre este género¿. Una pena, porque el Western siempre tendrá sus fieles seguidores, entre los cuales me incluyo. Gracias, Fernando.

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  15. Bienvenido, Paco Portela, a Cinema Genovés.

    Razón tienes en expresar tu disgusto por la abrupta interrupción de la serie "Deadwood", en especial, por lo que nos toca... a quienes como tú y yo mismo, amamos el western de calidad. Y en "Deadwood" tenemos western en estado puro y de primera categoría.

    Confiemos en que pueda retomarse la serie en algún momento, aunque lo veo difícil. Aparte de problemas de presupuesto en la productora, parece que también en el equipo artístico (técnico y de reparto) surgieron conflictos de complicada solución. Reunir ahora el equipo y el dinero necesario para el "continuará" sería, realmente, épico. Como el mismo western.

    Salucines

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