Título original: True Grit
Año: 2010
Duración: 110 minutos
Nacionalidad: Estados Unidos
Dirección: Joel Coen & Ethan Coen
Guión: Joel Coen & Ethan Coen (basado en la novela de Charles Portis)
Música: Carter Burwell
Fotografía: Roger Deakins
Reparto: Jeff Bridges, Matt Damon, Josh Brolin, Barry Pepper, Hailee Steinfeld, Paul Rae, Ed Corbin
Producción: Paramount Pictures / Skydance Productions / Scott Rudin Productions / Productor Ejecutivo: Steven Spielberg
1
Hacer un remake en el cine comporta, entre otros, un riesgo ineludible: evaluar su presumible conveniencia, su presunto beneficio, su grado de necesidad. No hablo, obviamente, de necesidad en el sentido de obligatoriedad moral o de exigencia material imperiosa, sino de necesidad artística. Producir la secuela de un film implica reconocer de hecho que la versión previa (también en plural) o bien no fue plenamente lograda o bien precisaba de (necesitaba) una actualización, una puesta al día. Los limitados medios técnicos y tecnológicos del momento de su realización, la censura imperante por entonces, los probados y patentes desaciertos en el reparto y dirección del original y, sobre todo, tener algo nuevo que aportar, serían algunas razonables causas que explican el porqué de un remake.
Seguro que hay ejemplos de remakes que han mejorado el original o los títulos precedentes (se admiten propuestas). Ahora bien, sostengo que pretender consumar la secuela de una obra maestra o de un clásico es, simplemente, algo más que un disparate o una loca empresa: supone, a mi juicio, un sacrilegio, una profanación artística. Así de claro. No faltan casos al respecto. Citaré algunos de ellos: Sabrina (1954. Billy Wilder); Psicosis (1960. Alfred Hitchcock); La huella (Joseph L. Mankiewicz). Digo los pecados; no nombro a los pecadores.
2
Valor de ley (True Grit, 1969), realizada por Henry Hathaway e interpretada, a la cabeza del reparto, por John Wayne, es un clásico de la historia del cine. Fue filmada en unos años muy «comprometidos» del siglo pasado, en los que la marca del tiempo (el espíritu del tiempo o Zeilgeist) era tan pronunciada que señalaba los productos artísticos como una cicatriz, un tic nervioso o uno de esos rasgos epilépticos que imprimen carácter. No obstante, la película de Hathaway ha resistido perfectamente el paso de los años, con frescura, sin respiración asistida, sin conservantes ni colorantes.
Hathaway, a caballo de dos décadas «prodigiosas», dirigió el film con mano firme, ajustándose al género (western) sin complacencias ni otros miramientos, combinando el tono dramático y la comedia, el realismo y el romanticismo, con gran destreza. John Wayne, dentro de sus papeles otoñales, nos regaló una de sus interpretaciones más memorables y entrañables. ¿Qué necesidad había, entonces, de volver sobre lo mismo, de remover el pasado, de molestar a los dioses que duermen el sueño eterno?
Hathaway, a caballo de dos décadas «prodigiosas», dirigió el film con mano firme, ajustándose al género (western) sin complacencias ni otros miramientos, combinando el tono dramático y la comedia, el realismo y el romanticismo, con gran destreza. John Wayne, dentro de sus papeles otoñales, nos regaló una de sus interpretaciones más memorables y entrañables. ¿Qué necesidad había, entonces, de volver sobre lo mismo, de remover el pasado, de molestar a los dioses que duermen el sueño eterno?
Los hermanos Coen, Joel y Ethan, conscientes, probablemente, de su osadía, han respetado el venerable antecedente con sumo cuidado, de modo escrupuloso. Empezando por el mismo título, y siguiendo por la caracterización del protagonista principal, por la puesta en escena, por la narrativa del filme, las cuales remiten, en última instancia, a la novela en que están basadas ambas adaptaciones cinematográficas. Sólo han añadido un epílogo cuyo contenido, lógicamente, no revelaré. Esta circunstancia —el respeto al original—, que podría considerarse un mérito, confirma, por el contrario, la inutilidad de la empresa, su carácter superfluo.
Valor de ley (2010) no es una mala película, aunque sí fallida por las razones que aduzco. Ethan y Joel Coen han realizado un producto sólido, correctamente construido, bien contado, que se ve cómodamente. En cuanto a las interpretaciones, merece destacarse la actuación de la joven Hailee Steinfeld. Y prudente será no detenerse demasiado en considerar la labor de los restantes protagonistas. Jeff Bridges repite, sencillamente, el rol de El gran Lebowski (The Big Lebowski, 1998) y el de Bad Blake en Corazón rebelde (Crazy Heart, 2009); esta vez, trasplantado al lejano Oeste (lamento ser tan sincero, sin pretender molestar a sus fans). Matt Damon…, bueno Matt Damon es actor en candelero, y es salsa que no puede faltar en ningún guiso de la cocina cinematográfica actual (sobre su papel digo lo mismo que respecto a Bridges; y conste que se trata de dos actores cuyos trabajos estimo mucho).
Nada sobresale en el remake en cuestión. Nada he visto en la cinta que justifique su producción (dejaré al margen, porque desconozco la cuestión, motivaciones «alimenticias», consideraciones contractuales y otras ofertas que, quizás, los autores no han podido rechazar…). La banda sonora, firmada por el habitual en las producciones de los Coen, Carter Burwell, tiene una gran calidad. Pero, la parte no acredita el todo. No entiendo, entonces, sinceramente, la razón de ser de este filme.
Los hermanos Coen han demostrado, y de sobra, poseer gran habilidad e imaginación a la hora de componer guiones originales. ¿Por qué recurrir a jardines ajenos cuando pueden/saben cuidar y cultivar su propio jardín? ¿No tuvieron bastante con haber perpetrado el anterior remake Ladykillers (The Ladykillers, 2004), donde, las principales víctimas no fueron Hathaway ni Wayne sino Alexander MacKendrick y Alec Guinness (El quinteto de la muerte, 1955)?
El cine de nuestros días sufre una crisis de creatividad de proporciones enormes. En tiempos de crisis (bien lo sabemos hoy, y en todos los órdenes) se ve uno obligado a vivir de las rentas y los ahorros, si ha sido lo suficientemente precavido de haberlos atesorado. Nada que objetar. Excepto que se pretenda sobrevivir de reservas ajenas. Ésta parece ser el caso de Valor de ley (2010).
Para los hermanos Coen, ¿no tiene suficiente valor de ley la película homónima de Hathaway como para haberse/habernos ahorrado la secuela, el remedo?
Hola Fernando, no he visto la película y la verdad es que le tengo unas ganas enormes.
ResponderEliminarPartiendo de la base de que la versión original de Hathaway y John Wayne me gusta bastante, va a ser dificil que me sienta defraudado con este remake, ya que el cine de los hermanos Coen me gusta mucho. Además "El gran Leboski" su hasta ahora única conexión con Bridges me parece la mejor comedia de los 90´s.
Me he resistido a leer tu entrada, no por falta de ganas ya que respeto grandemente tus opiniones y tu erudición cinematográfica, sino por no sentirme condicionado por ella.
Cuando vea la película leeré tu crítica y ampliaré mi comentario.
Un cordial saludo
Ya imaginaba que podría decepcionar con mi crítica de "Valor de ley" (2010) a muchos entusiastas de los Coen, de Bridges ¡y de Matt Damon! Pero, ésa es mi impresión. Insisto, no la considero una mala película: la juzgo innecesaria. Acércate a ella en cuanto puedas, y disfrútala.
ResponderEliminarCreo que el cine de los Coen es, en conjunto, bastante irregular, pero sí comparto tu buena valoración respecto a "El gran Lebowski", aunque yo no la llevaría haste ese extremo...
Saludos y espero leer tus comentarios cuando veas el filme.
No creo que la vea. Opino como tú en cuanto a los remakes. Además, estoy saturado de los Coen, de su originalidad que raya en lo fallido. Me quedo con sus pelis negras.
ResponderEliminarSaludos!
Cierto, Ethan, el cine de los Coen está muy sobrevalorado. En el fondo, desconciertan mucho sus bandazos: son capaces de rodar algunas películas (y algunas secuencias) muy notables, al tiempo que perpetran auténticos desafueros. Aunque, fíjate, eso les ha pasado incluso a celebrados clásicos. Pondré dos ejemplos para discutirlos más adelante: Howard Hawks y John Huston. Entre otros.
ResponderEliminarSaludos.