Cameron Crowe, Conversaciones con Billy Wilder, traducción de Maria Luisa Rodríguez Tapia, Alianza Editorial, Colección Libros Singulares, Madrid, 2002 (tercera reimpresión), 365 páginas, 20 x 25 cm.
Los libros sobre temas cinematográficos pueden ser distinguidos con criterios parejos a los utilizados para catalogar los propios filmes. Vemos películas en formato estándar o en gran formato. Cintas hay que atraen al gran público y propenden al consumo mayoritario, al tiempo que otras son valoradas, muy particularmente, por los cinéfilos y los verdaderos aficionados al séptimo arte. No pocos títulos son despachados en un visto y no visto, sin apenas registrarse en la memoria, mientras que algunos muy escogidos los tenemos siempre presentes, y aun a mano, grabados y coleccionados en DVD, para ser revisados una y otra vez. Etcétera.
Disponemos en el mercado, asimismo, de publicaciones dedicadas al cine con el fin exclusivo de ser leídas sin más contemplaciones, y de otras cuya vocación las dispone no sólo para ser miradas, sino también, admiradas. Al primer tipo, pertenecen las ediciones de bolsillo, ligeras y manejables, con papel áspero, todo texto y letra pequeña; es decir, en rústica. Los volúmenes del segundo género, son, en realidad, de «primera clase»: ediciones singulares que constituyen un lujo, con tapas duras, papel satinado, bellas estampaciones e ilustraciones y un generoso despliegue fotográfico. Porque, ¿qué es un libro de cine sin fotografías? Muy sencillo: como una piscina sin agua. Como un día de Reyes Magos sin regalos.
Viene este preámbulo a cuento de una obra que no puede faltar en la biblioteca del cinéfilo y el aficionado al cine: Conversaciones con Billy Wilder de Cameron Crowe, publicado en primera edición por Alianza en el año 2000. El libro está disponible en edición de bolsillo. Pero, la edición de la que aquí hablamos son palabras mayores, un ejemplar «gran reserva».
El texto que sirve de base al volumen recoge las entrevistas realizadas por Cameron Crowe a Billy Wilder en 1998, cuando el gran genio del cine cuenta 91 años. Estamos, pues, ante uno de los últimos testimonios directos y personales de Wilder, fallecido en marzo de 2002.
Cameron Crowe, nacido en Palm Springs, California, en 1957, comenzó su carrera en el cine como lo hiciese su legendario entrevistado: trabajando de guionista y periodista. Colaborador en revistas como Creem y Rolling Stone, su primer guión fue llevado pronto a la gran pantalla, cosechando gran éxito de público: Aquel excitante curso (Fast Times at Ridgemont High, 1982). Posteriormente, da el salto a la dirección, también como el maestro Wilder, manteniendo en todo momento las tareas de guionista. Ejerciendo ambas labores ha realizado hasta la fecha seis filmes de entre los que destacamos Jerry Maguire (1996), nominada a cinco premios Oscar, de los que consiguió uno en la categoría de Mejor Actor Secundario (Cuba Gooding Jr) y Elizabethtown (2005). Y aquí acaban los paralelismos cinematográficos entre Crowe y Wilder. Aun así tienen bastantes cosas de qué hablar.
No le resultó fácil a Crowe ganarse el favor de Wilder y lograr que una de las últimas leyendas vivas del celuloide por aquéllas fechas, hablase sobre su vida y su obra. Wilder ya estaba por entonces muy anciano y, lo que es más relevante para el caso, nunca le han gustado los interviús ni hablar de sí mismo. Entre otros motivos, porque las confesiones de un personaje célebre son, con bastante frecuencia, malinterpretadas o manipuladas sin más, a la hora de ser impresas y divulgadas.
Finalmente, con perseverancia —y la participación decisiva de generosos e influyentes amigos comunes— Crowe se hace un hueco en la agenda y la confianza del director, reavivando así, de nuevo, la memoria del veterano director. El director de El apartamento narra relajadamente múltiples anécdotas del rodaje de sus míticos filmes, habla sin pelos en la lengua de muchas de sus filias y fobias, tanto personales como profesionales, así como de sus opiniones sobre Marilyn Monroe, como mujer y como actriz, o de por qué nunca rodó ninguna película con Cary Grant. Y como éstas, cientos de secuencias e impresiones más, relacionadas con una de las trayectorias cinematográficas más memorables que nos da dado Hollywood.
Finalmente, con perseverancia —y la participación decisiva de generosos e influyentes amigos comunes— Crowe se hace un hueco en la agenda y la confianza del director, reavivando así, de nuevo, la memoria del veterano director. El director de El apartamento narra relajadamente múltiples anécdotas del rodaje de sus míticos filmes, habla sin pelos en la lengua de muchas de sus filias y fobias, tanto personales como profesionales, así como de sus opiniones sobre Marilyn Monroe, como mujer y como actriz, o de por qué nunca rodó ninguna película con Cary Grant. Y como éstas, cientos de secuencias e impresiones más, relacionadas con una de las trayectorias cinematográficas más memorables que nos da dado Hollywood.
Si el texto, como decimos, es todo un lujo para los amantes del cine, ¿qué decir de la edición? Sencillamente, que les encantará. El aficionado dispone ya de otros libros editados en España sobre la biografía y la cinematografía de Wilder, varias de ellas con profusión fotográfica. Sin embargo, en el volumen que aquí reseñamos encontrará, como valor añadido, imágenes inéditas, inteligentemente seleccionadas y distribuidas en las páginas, todas ellas oportunamente comentadas.
No le pasarán desapercibidos algunos detalles ampliados, verdaderamente reveladores, de algunas de esas fotos. Citaré sólo una muestra ilustrativa relacionada con los ensayos de la célebre escena de seducción entre Marilyn Monroe y Tony Curtis en el camarote del yate en Con faldas y a lo loco (Some like it hot, 1959). No dijo Curtis toda la verdad sobre que el estar besando a Marilyn en el plató hora tras hora, toma tras toma, hasta la definitiva, supuso para él como besar a Hitler. Pero no diremos ahora más sobre el particular. Que el lector, el voyeur, lo compruebe por sí mismo, disfrutando de la última gran obra de Billy Wilder.
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