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lunes, 26 de octubre de 2015

PERSEGUIDO (1947)



Título original: Pursued
Año: 1947
Duración: 101 minutos
Nacionalidad: Estados Unidos
Director: Raoul Walsh
Guión: Niven Busch
Música: Max Steiner
Fotografía: James Wong Howe
Reparto: Teresa Wright, Robert Mitchum, Judith Anderson, Dean Jagger, Alan Hale, Clifton Young, John Rodney, Harry Carey Jr.
Producción: United States Pictures / Warner Bros. Pictures


El western es un género cinematográfico tan singular que roza lo privilegiado, lo aventajado, lo excepcional. No extraña que sea el favorito para muchos aficionados al cine, entre los que me incluyo. Asegurando espectáculo y entretenimiento, crea al mismo tiempo una magnífica perspectiva en la que mostrar las múltiples y complejas vicisitudes de la naturaleza humana. Asimismo, ha demostrado con creces una asombrosa versatilidad, una pasmosa permeabilidad para acoger los más variados temas dentro de sus constantes y estándares propios, de sus señas de identidad (si no, difícilmente podría hablarse de «género»). Por lo demás, tiene bien probada la capacidad para la innovación permanente. Ejemplo de ello es que en el momento presente constituye el género clásico que mejor ha soportado el paso del tiempo y que con mayor vitalidad ha podido y sabido ponerse al día sin traicionarse a sí mismo.

En el western, la épica y la lírica, la tradición y la modernización, la particularidad y la universalidad, son capaces de reunirse con esplendor y emoción, con sentido y sensibilidad, acaso como en ningún otro caso. Para que obre la maravillosa no es preciso practicar la denominada «mixtura de géneros», socorrida ocurrencia de inspiración posmoderna y fanáticos de la transversalidad sin fronteras; un término con aires de eslogan, y que no anhela, en el fondo, sino vaciar de sentido el mismo concepto de «género».


Perseguido (Pursued, 1947) es un western. Soberbio, magistral, singular, distinguido, aparentemente atípico. Pero, es un western. Una obra sumamente inspirada, el original producto de un cineasta asimismo poco convencional: Raoul Walsh, un clásico por los cuatro costados, fiel a las reglas de juego del cinematógrafo y el oficio de director. El film contiene buena parte de elementos característicos del género: los espléndidos escenarios naturales (en este caso, Gallup, Nuevo México); las peleas en el salón; las cabalgadas; los duelos a pistola y las peleas a puños; el intento de linchamiento en la horca; emboscadas; la rutinaria vida del granjero en contraste con el bullicio de la ciudad; los valores de la vida familiar frente a la legendaria soledad del héroe; la venganza; la regeneración; el pasado de los protagonistas; las persecuciones…



Juzgo que poco ha ayudado a la comprensión y disfrute del film la coletilla que usualmente le acompaña: un «western-noir». Basándose para ello, esencialmente, en dos datos: 1) la fotografía a base de contrastados claroscuros y 2) la voz en off del protagonista, Jeb Rand (Robert Mitchum), quien en sucesivos flashbacks cuenta la historia a Thor Callum (Teresa Wright), linda muchacha que ama al buen mozo algo más que como lo que es: hermano adoptivo. 

El trabajo de cinematographer James Wong Howe es, ciertamente, excelente, pero del mismo modo que en la noche no todos los gatos son pardos, tampoco toda fotografía en claroscuro es patrimonio del «noir». En cuanto al segundo aspecto —voz en off que acompaña a los flashbacks—, no sólo lo juzgo innecesario sino incluso inconveniente: Jeb relata los hechos a un personaje (excusa para dirigirse al espectador) que, como es el caso de Thor, ha participado en gran parte de los mismos, siendo por tanto conocedora de la trama.



Si desea uno buscar sólidos referentes en el film, propongo poner el punto de mira, más que en el denominado «noir», en el romanticismo (la cinta es un remake no confeso de la novela Cumbres borrascosas de Emily Brönte) y, sobre todo, en la tragedia clásica (la fuerza del destino y la resignación ante el mismo; el eterno retorno; la fragilidad de los humanos frente a la potencia de la naturaleza; la lucha entre familias y el odio entre hermanos; las identidades confusas y confundidas; el Mal como expresión de un poder espectral y hasta sobrenatural, etcétera). Todo esto y más estaba ya inventado, referido y representado en la literatura y la escena antes del advenimiento del así llamado «noir».


Jeb vuelve al origen, la casa familiar, donde espera tanto la respuesta a sus desvelos cuanto a la causa que los han provocado. Allí, cuando sólo era un niño, unas sombras y unos destellos cegadores (lo único que recuerda) asesinaron a sus padres, siendo rescatado por Mrs. Callum (Judith Anderson), quien lo adoptará como hijo, aunque no le cuente toda la verdad de lo sucedido aquel día funesto, por tener ella misma mucho que ocultar. Huyen primero del hogar herido de los Rand y luego de la casa de los Callum, junto a los dos hijos de la mujer de dos caras, perseguidos por la sombra negra del tiempo, personificado en un tipo de nombre Grant Callum (Dean Jagger), que soporta por su parte una doble vida con más sombras que luces. 



En ambas ocasiones, en las dos huidas del hogar, Walsh filma con precisión el gesto del muchacho volviéndose hacia atrás, hacia el pasado que pesa y pesará sobre su vida hasta el punto de no dejarle bien en paz. Jeb tan sólo quiere saber quién es, de dónde viene y adónde va. Nada menos. 

Raoul Walsh cineasta de un talento portentoso y un oficio fuera de lo común, rueda en Pursued un western opresivo, obsesivo, posesivo y hasta compulsivo, todo un western, al que le sobra, para ser perfecto, aquello (ya está señalado) que se me antoja impostado, inoportuno, impropio, que no es menester en un western.



2 comentarios:

  1. Qué interesante explicación-análisis de un western nos dejas, que será o no atípico (hay más de uno que dentro del género lleva esa etiqueta, lease Johnny Guitar) pero parece tener un asunto atemporal, como es el género del que se dice que "murió" y luego ha seguido "resucitando", la prueba es que sigue estando vigente en películas y remakes.
    Lo del noir además de todo eso que nos explicas parece que viene dado por la presencia de Mitchum que encaja tan bien en él. Claro que es un actor que con su "cara de piedra" puede dar tanto a sus personajes y de tan diferente registro que roba escenas allí donde aparece.

    Me ha gustado leerte, amigo Fernando.

    Salucines

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    1. Gracias, amiga Abril, por tus visitas e interesantes comentarios.

      Robert Mitchum es un actor que me encanta. ¿Alguien podría citarme una sola película en que "esté mal", es decir, que haga una mala interpretación en ella? Por lo que a mí respecta, de otros (u otras) grandes, sí podría poner algún caso...

      Salucines

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