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lunes, 2 de septiembre de 2013

ROBERT MCGINNIS, ILUSTRADOR


Cumpliendo un rito anual, he visionado este verano, una vez más, el film Centauros del desierto (The Searchers, 1956), dirigido por John Ford. Para mí, la mejor película de todos los tiempos. Por si esto fuera poco, he añadido a la luminosa ceremonia cinematográfica, una muy oportuna y apasionante lectura: la novela de Alan Le May (Valdemar / Frontera) en que está basada la turbadora tragedia filmada por el más grande director de la historia del cine. No voy a reseñar en esta entrada ni la película ni la novela; no podría en tan poco espacio y tiempo... Es mi propósito ahora y aquí reparar en la portada del libro y homenajear al autor de la pintura que la realza: Robert E. McGinnis.

El cuadro que refiero, y encabeza el post de esta semana, tiene una fuerza poderosa. Representa la figura de perfil de John Wayne en uno de los momentos más impactantes del relato sobre los «rastreadores», en el que Ethan Edwards (Amos Edwards en la novela), tras el ataque comanche que masacra la familia Edwards, buscando a su sobrina Debbie, encuentra en el cementerio familiar, la manta que la envolvía y la muñeca de trapo que la acompañaba a todas partes, hasta que fue raptada por los indios.

Además de esta magistral pintura, el artista compuso otros trabajos muy meritorios inspirados en la gestas del antiguo Oeste, todos ellos en consumado estilo realista americano.






No obstante, no fue por el estilo realista artístico ni por los cuadros de recia pincelada por lo que es más conocido el pintor nacido en Cincinnati, Ohio, en el año 1926. McGinnis es uno de los más celebrados ilustradores de la era del pop. Todo buen aficionado reconoce, recuerda y admira los carteles de películas y las ilustraciones sobre famosos films de los sesenta y setenta de los que es autor.


Desayuno en Tiffanys (Breakfast at Tiffany's, 1961)


Barbarella (1968)






James Bond, Agente 007

No es todo, amigos... McGinnis puede ser considerado, asimismo, como el primer artífice de las pin-ups de las décadas denominadas «prodigiosas». La verdad es que prodigiosas son…



 


8 comentarios:

  1. Estupendo regreso después del verano. Una gozada de reseña. Tengo el libro de "Centauros del desierto" pendiente de lectura y como bien dices la representación de John Wayne en su portada es impresionante.

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    1. Gracias, Iñigo, por tu amable comentario.

      No tardes en leer la novela de Le May. Es magnífica. Por lo demás, apreciarás importantes diferencias entre libro y película. No hay problema. Se complementan ambos a las mil maravillas.

      Salucines

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  2. Un arranque estupendo amigo Genovés. Maravilloso, espectacular ilustrador, para mí de cabecera, muy presente en mi apartamento.
    Ese cuadro de Wayne/Ethan es grandioso como el cine de Ford.

    Saludos

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    1. Muy amable, abril. Sí, sí, ya sé que también tu blog rinde homenaje permanente al gran McGinnis. El cuadro de Wayne/Ethan es realmente impactante.

      Salucines

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  3. Pues comienzas mega-bien la nueva temporada, si te soy sincera acabas de descubrirme al tal McGnnis, porque no tenía ni idea de quién era este señor, a pesar de haber visto sus magnificos dibujos... esto me pasa por que soy más de fotografía, pero me alegro de saber una cosa más, sobre todo los dibujos de las Pin-Up los veo preciosos.

    Salucines querido Fernando.

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    1. Me complace que tengamos parecidos gustos, querida Susan...

      Salucines

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  4. Compruebo, Fernando, que ninguno de los mensajes que dejé habrás recibido y por tanto, ya que parece que "ahora sí" digo:

    Que empiezas con muy buen pies la temporada, quizás plantando el listón pelín alto, porque citar obras maestras de ese calibre, aunque sea de pasada, como quien dice, es demostrar más que valor, temeridad.... jaja..

    Esa fordiana odisea me resulta imposible de afrontar en texto porque a cada inicio le descubro un punto diferente, mágico, y vuelvo a verla, abandonando cualquier tarea, para descubrir que sí, que también cabe esa interpretación: para que luego digan que las películas del oeste son sencillitas.

    Espero que algún día sí pueda leer una glosa de la novela y disfrutar con ella lo mismo que he disfrutado contemplando esas ¿ilustraciones?¿dibujos?¿pinturas? de un autor que me sonaba de verlo en "Paris" pero que no imaginaba había sido artífice de aventuras bondianas y menos de la estratosférica Jane....

    Un abrazo.

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    1. Gracias por tu comentario, Josep. He revisado en el blog el apartado "Comentarios esperando moderación" y no he encontrado ninguno tuyo. Misterios...

      La novela en que está basado el guión de la película presenta bastantes diferencias con respecto a ésta. Para empezar, en la novela el héroe es Martin no Ethan (en el texto de Le May, Amos). Con todo, se trata de un relato magnífico, muy bien escrito y que desarrolla algunos aspectos que en el film apenas se desarrollan; por ejemplo, la política de pacificación con los indios, decretada por Washington por aquellos años, y que supuso la práctica desmovilización de los Rangers, una de las causas de la reactivación de los ataques de las tribus indias a las granjas de los colonos; origen, por su parte, de la tragedia y la odisea de la historia.

      Salucines

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