Título original: Things Change
Duración: 100 minutos
País: Estados Unidos
Director: David Mamet
Guión: David Mamet & Shel
Silverstein
Música: Alaric Jans
Fotografía: Juan Ruiz-Anchia
Reparto:
Don Ameche, Joe Mantegna, Robert Prosky, J.J. Johnston, Ricky Jay, Mike
Nussbaum, Jack Wallace, William H. Macy, Clark Gregg
Producción: Filmhaus, presentada por
Columbia Pictures
No ha sido planificada la secuencia de las dos últimas reseñas cinematográficas en Cinema Genovés. Pero, vista ahora, ofrece un contraste muy
sugestivo y sugerente. Tras haber revisitado hace un par de semanas la epopeya y la monumentalidad, la
brutalidad y el naturalismo, de una película emblemática del género gángster contemporáneo, como es Érase
una vez en Ámerica (1984), traemos hoy a nuestro espacio un film
lírico y sencillo, sereno y recreador, cual es Las cosas cambian (Things
Change), dirigido por David Mamet cuatro años después del film de Leone. De
la tragedia de tintes clásicos sobre el gangsterismo pasamos a una comedia
amable ambientada en el mundo de la mafia.
Hace tiempo que me apetecía escribir una entrada en el blog dedicada al
cine de David Mamet. Autor teatral, ensayista y reputado guionista, ha firmado,
además de los textos dirigidos por él, trabajos tan célebres y celebrados como El cartero siempre llama dos veces (The
postman always rings twice, 1981 – Bob Rafelson); Los intocables de Elliot Ness (The untouchables, 1987 – Brian de
Palma);
Glengarry Glen Ross: éxito a cualquier precio (Glengarry Glen Ross, 1992
– James Foley); Vania en la calle 42
(Vanya
on 42nd street, 1994 – Louis Malle). El paso que da al campo de la dirección no cabe, en
general, juzgarlo de excepcional, aunque contenga títulos bastante atrayentes.
Por lo que a mí respecta selecciono y distingo, además del film que hoy nos ocupa, Homicidio (Homicide, 1991); El caso Winslow (The Winslow Boy, 1999); State
and Main, 2000.
Hay cineastas a quienes les encanta dar
la nota en todo lo que hacen, de principio a fin. Mientras que otros, empezando por dar el tono al espectador sobre lo que viene a continuación, le animan a que llegue hasta el final . Por ejemplo, por medio de un iluminador
prólogo de la película, a veces coincidente con la secuencia inicial de
títulos de crédito. Este segundo caso es el de Las cosas cambian, título que juega irónicamente con los elementos
del azar y el juego, la transferencia y el enredo, tan frecuentados por Mamet. En
el arranque de la película, vemos pasar las páginas de un viejo álbum de fotos
sobre el que reposa una moneda, no menos antigua, de cuño italiano (elemento
clave en la trama).
Hasta que llegue el lunes, y quede formalizada la patraña, a
Gino le asignan un guardián Jerry (Joe Mantegna), con la tarea de custodiarle durante el fin
de semana hasta su presentación en el juzgado. ¿O será un escudero, un guardaespaldas,
un ángel de la guardia? En cualquier caso, Jerry es un pobre diablo —lo mismo que el
cabeza de turco siciliano, vaya par— un matón del tres al cuarto caído en desgracia, puesto
a prueba por los jefes porque no sabe cumplir con su trabajo como se le manda. En esta ocasión,
no va a haber una excepción.
Ensayan juntos los términos de la confesión. Gino es hombre sencillo y poco instruido, pero es
un tipo listo y despierto. Memoriza el guión en pocos minutos. ¿Qué hacer ahora
para pasar el weekend? Ojeando una time out, Jerry observa un anuncio:
«¿Por qué no sale de la ciudad y hace una escapada hasta el lago Tahoe?». Este
pistolero de agua dulce, que intenta hacerse el duro, aunque le pierde su buen
corazón, desea ofrecerle al pobre diablo de Gino un fin de semana de fantasía
antes de encerrarlo tres años entre barrotes, un poco de diversión y
entretenimiento, que sea rey por dos días, en una suite de ensueño y —¿por
qué no?— con unas chicas que despierten su deseo durmiente.
Todo es un cuento y como tal hay que tomárselo. Gino
no se convierte en príncipe en este lugar de ensueño, entre arboledas
milenarias y lagos apacibles, aunque sea tomado por un mandamás de la mafia. El capo
local, Joseph «Don Giuseppe» Vincenzo (Robert Prosky), al tanto de la presencia
en sus dominios de un grande desconocido,
le hace una invitación que no podrá rechazar: ir a comer a su mansión. Allí,
está a punto de ser descubierto, pero Gino desenfunda de su bolsillo una moneda
antigua que obra el milagro: de un amico
a un altro.
El arcano se hizo níquel y los cuchillos vuelven a esconderse.
Esta moneda no es vil metal sino energía mental, memoria abisal, que volverá a
sacarle de otro serio aprieto al final del film, resolución que, por supuesto,
no voy a desvelar aquí.
Película sobre el paso del tiempo y la amistad, la traición y
la fidelidad, los viejos sueños y la segunda oportunidad, la vida serena y la
tranquilidad de ánimo, Las cosas cambian
nos muestra que, después de todo, la realidad es y será siempre la misma. Un
eterno retorno.
Me acuerdo que la vi acompañado siempre de una sonrisa, pero nada más. No es de mis favoritas de Mamet. Y eso que por Don Ameche siento una simpatía especial. Ese caballero al que le sentaba igual de bien un frac como un uniforme de taxista (Midnight).
ResponderEliminarSaludos!
Comparto contigo, Ethan, la admiración por Don Ameche. En "Midnight", en efecto, está genial. Pero, no nos olvidemos de "El diablo dijo no" de Lubitsch. Simpático y notable actor, con una dicción magnífica, por cierto.
EliminarSalucines
Hola Fernando, no me suena para nada y del 88, un año después de House of Games, una de sus películas que más aprecio, aunque me pasa un poco como Ethan (su peli que más me gusta es El caso Wisnlow), pero intentaremos echarle un vistazo.
ResponderEliminarSaludos
De tener que eligir entre todos los títulos de Mamet como director, creo que también me inclinaría por "El caso Wisnlow". Pero, échale un vistazo, amigo Roy, a este "Things Change", porque, sin ser una obra maestra, tiene mucho encanto.
EliminarSalucines
David Mamet es una rara avis en el panorama de autores estadounidenses y no digamos ya si nos limitamos a guionistas: capaz de cualquier cosa (escribió Ronin para ganar cuartos que gastar con El caso Winslow) te olvidas que además, como autor teatral, puede sacar pecho y presumir de dominar la materia como pocos hoy y el tipo se regodea dando lecciones acerca de cómo se debe interpretar, porque también es un reputadísimo director teatral.
ResponderEliminarDicho todo esto, comprenderás que me encanta Mamet y se me hace más difícil admitir que no he visto esa película, así que te agradezco la reseña y la apunto en mi lista de peticiones al éter...
Un abrazo.
Por lo que veo y leo, Josep, compartimos pareja admiración por David Mamet. Sin duda, uno de los autores contemporáneos más interesantes. Polifacético, persona culta y de mentalidad abierta, toca la novela, el ensayo, el periodismo, el teatro, el cine... Su fuerte es, sin duda, el trabajo de guionista, tanto para sus propias películas como para otros colegas. Tal vez no sepas, que por todo esto, y más cosas, es bastante odiado en el "mundo de la cultura" estadounidense.
EliminarSi te gusta Mamet, no te decepcionará "Things Change".
Salucines