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jueves, 15 de septiembre de 2011

VINCENT PRICE, EL VILLANO EXQUISITO







José Manuel Serrano Cueto, Vincent Price. El villano exquisito, T&B Editores, Madrid, 2011, 231 páginas

El principal acierto del presente libro se halla más en la oportunidad que en la novedad. Vincent Price. El villano exquisito es la versión, corregida y notablemente aumentada, de un anterior trabajo del autor: Vincent Price. El terror a cara descubierta. Mucho mejor título el actual que el precedente, todo sea dicho. Ocurre que en el año 2011 celebramos el centenario de nacimiento de Vincent Price, actor de una pieza y amplísimos registros interpretativos, paladín de la elegancia en la escena y el plató, quien con similar distinción portaba una bata de terciopelo que el esmoquin, una de las voces con mejor dicción y modulación en el mundo del espectáculo, doctor horroris causa del cine de misterio y terror, un mito fantástico del arte de crear ilusión y alucinación, no importa el género ni el medio de expresión en que tenga lugar.
No hay, pues, momento más propicio para ofrecer al público ―incluidos los muchos fans que sienten devoción por Vincent Price (¿simpathy for the devil?) ― un completo volumen que ponga al día la importante contribución de nuestro personaje a las bellas artes. 

Sin poner el énfasis en el aspecto multidisciplinar del actor no es posible comprender ni valorar como se merece la dimensión y el carácter de sus trabajos.
Primeramente, porque Vincent Price personifica a la perfección la condición de profesional del espectáculo, disciplinado y competente, esforzado y meticuloso. No olvida una línea del papel, disfruta trabajando en equipo y apenas tiene roces con otros compañeros de reparto ni con los directores y productores para quienes trabaja. En última instancia, semejante actitud y tamaña disposición, en el oficio y en la vida, constituyen la manera más efectiva de mostrar respeto por el espectador, a quien brinda en todo momento una faena pulcra y solvente, de las que dejan un recuerdo imborrable en la memoria de todo aficionado al arte.
Escena de "Angel Street" en Broadway: Vincent Price, Judith Evelyn y Leo G. Carroll

Esta generosidad de ánimo convive, por lo demás, con una profusión de registros y capacidades artísticas del personaje que le permiten recorrer los más variadas esferas del mundo del espectáculo. El teatro, el cine, la radio, la televisión: cualquier escenario y medio es apropiado para que Vincent Price ejerza la interpretación, la locución, la publicidad, el doblaje, el cameo.
Nacido el 27 de mayo de 1011 en la ciudad de Saint Louis (Missouri), en el seno de una familia acomodada, Price siente desde muy joven la llamada de las tablas de la ley teatral. Marcha a Londres, donde toma contacto directo con el drama clásico y colabora con la compañía Mercury Theatre, fundada por Orson Welles y John Housemann. Vuelve a Estados Unidos, y tras demostrar en Broadway sus dotes interpretativas, cruza la línea que separa la escena teatral del estudio cinematográfico. El año 1938 realiza su debut en la gran pantalla: Service de Luxe dirigida por Rowland V. Lee. Desde ese momento, no hay género en el Séptimo Arte que se le oponga o frene. Sea la comedia sofisticada o el melodrama, el western o el musical, el mundo del circo o la capa y espada, el cine bíblico o de época, sea el suspense o el policiaco, el thriller, el cine fantástico o el de terror, no hay apenas temas, tramas, vestuarios o personajes que no encarne o queden fuera de su riquísima filmografía.
La educación recibida, amplia y exquisita, favorece el desarrollo de unas cualidades personales tan relevantes en la vida personal como en la carrera profesional del actor. Colecciona arte, cultiva el gusto por la buena comida y los vinos selectos, su presencia física ―afianzada por sus casi dos metros de altura― es imponente; sus maneras, elegantes, su movimiento corporal, delicado y firme a la vez. Sin ser un galán, en el sentido estricto del término, Vincent Price, gracias un cuidado trabajo de interpretación, consigue destilar gran fascinación, atractivo y hasta un cierto hipnotismo. 

Sin estas particularidades no hubiese sido tan convincente encarnando a Sir Walter Raleigh en La vida privada de Isabel y Essex (The Private Lives of Elizabeth y Essex, 1939), dirigida por Michael Curtiz; al mezquino gigoló Shelby Carpenter en Laura (Laura, 1944), dirigida por Otto Preminger; al soberbio Nicholas Van Ryn en El castillo de Dragonwyck (Dragonwyck, 1946), dirigida por Joseph L. Mankiewicz; al arrogante Cardenal Richelieu en Los Tres Mosqueteros (The Three Musketeers, 1948), dirigida por George Sydney; a Baka, el sibilino constructor de pirámides egipcias, en Los Diez Mandamientos (The Ten Commandments, 1956); al enérgico director de pista en El gran circo (The Big Circus, 1959) ni al entrañable Mr. Maranov en Las ballenas de agosto (The Wales of August, 1987), dirigida por Lindsay Anderson y compartiendo reparto con las venerables Bette Davis y Lilian Gish.


Por otra parte, sin la perversidad romántica y la villanía exquisita que imprime a sus caracterizaciones, sin su porte y prestancia, tampoco resultarían creíbles y espeluznantes al mismo tiempo los personajes de terror: los abominables mad doctors, los tenebrosos señores de mansiones decadentes o castillo encantados, que le han dado fama mundial. Interpretando al Profesor Henry Jarrod en Los crímenes del Museo de Cera (House of Wax, 1953), dirigida por André de Toth; a Don Gallico en The Mad Magician (1954), dirigida por John Brahm; a Roderick Usher en La caída de la casa Usher (House of Usher, 1960), a Nicholas Medina en El Péndulo de la muerte (The Pit and the Pendulum, 1961), al Doctor Erasmus Craven en El cuervo (The Raven, 1963), al Príncipe Próspero en La máscara de la Muerte Roja, 1964), filmes estos cuatro últimos dirigidos por Roger Corman; personificando, en fin, a El abominable Dr. Phibes (The Abominable Dr. Phibes, 1971), dirigida por Robert Fuest o a Edward Lionheart en Matar o no matar, éste es el problema (Theatre of Blood, 1973), dirigida por Douglas Hickox. En todos y cada uno de los papeles interpretados, el gran Vincent Price muestra el rostro del horror revestido por un aura de distinción y magnificencia.


Además de una amplísima carrera cinematográfica, Price participó en cerca de dos mil espectáculos en la radio, intervino en series famosas de televisión, como Daniel Boone (Daniel Boone, 1964-1970), El Supergante 86 (Get Smart, 1965-1970), Batman (Batman, 1966-1968), Colombo (Columbus), La mujer biónica (The Bionic Woman), Vacaciones en el mar... Puso voz y risa maléfica en celebérrimo videoclip Thriller (1983), con Michael Jackson. Por si esto fuese poco para completar un sobresaliente currículo profesional, en 1982, Tim Burton filma Vincent, un cortometraje de animación en homenaje a su ídolo, quien hace de narrador del mismo. Años después, Burton le asigna un breve pero muy relevante papel en la película Eduardo manostijeras (Edward Scissorhands, 1990). 


Estas últimas colaboraciones de Vincent Price abrieron la senda por la cual una legión de adolescentes y jóvenes (y no tan jóvenes) del mundo entero han hecho del actor un talismán del cine de terror. Un curriculum vitae et mortem, en fin, el de Vincent Price como para merecer estar en el Olimpo de los grandes monstruos del género, junto a Bela Lugosi, Boris Karloff, Peter Lorre, Christopher Lee, Peter Cushing, entre otros.


El libro Vincent Price. El villano exquisito ha sido cuidadosamente editado, constando, además de los capítulos dedicados a la vida y obra del personaje, de un buen número de fotografías e ilustraciones, de prácticos anexos («Tour Price»; «Colección Vincent Price»; «Sus actores de doblaje en España»; «Price visto por...»; «Bibliografía, Índice onomástico y de películas»), todo lo cual satisfará al aficionado y hará las delicias del fan. Lamentablemente, el texto no está a la altura de la exquisita edición. El lenguaje y la redacción resultan a veces descuidados y hasta ordinarios («en un mundo, el del cine, marcado por las envidias y los malos rollos de todo tipo» [pág. 11]; «para no fomentar el guirigay, ciñámonos a la realidad»; «amenizar el cotarro [...] Una chorrada» [pág. 118]). Asimismo, el autor regala, en ocasiones, al lector unas consideraciones personales (cinematográficas, pero también extra-cinematográficas), innecesarias, gratuitas y fuera de lugar. El estilo y el enfoque del trabajo revelan, en definitiva, que la mano(tijera) que ha compuesto el texto ha sido guiada por la pasión de un friki. Esta consideración improbablemente podrá molestar, y menos desacreditar, a un escritor que, según consta en la solapa del volumen, ha colaborado en la revista Freek y actualmente conduce el Friki Films Blog (de la distribuidora catalana Friki Films).






16 comentarios:

  1. Buenas D. Fernando.

    Pues después de todo lo que me has contado (algo ya sabía, sobre todo lo de su exquisita educación, que bien se veía reflejado en pantalla!!) no sé si pedirlo en la biblio o no.

    De todas formas queda apuntado para futuras lecturas, es un actor más que interesante y que aparece en muchas de mis películas favoritas,sin ser, eso, mi actor favorito, of course.

    Lo valoro más en sus inicios, que por ejemplo en su etapa Hammer, más que nada por cuestión de gustos, recientemente lo he visto en una de aventuras de J. Whale "Green Hell" de finales de los 30, debe ser uno de sus primeros trabajos, y no se le despeinaba ni un pelo, por ahí aparece lo que siempre fue, un tipo de porte exquisito.

    Y además, se ha esclarecido de una vez por todas el "prince" que había aparecido hace un par de dias y que nos tenía a todos medio descolocados.

    Saludos.
    Roy

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  2. Hola Genovés:

    Sin duda estamos ante un actor bastante poliédrico y, en ocasiones, injustamente olvidado o relegado a actor fetiche de las pelícuas de Corman. No es así. En "La zarina" de Lubitsch-Preminger, que es la película que tengo más fresca, hace un pequeño pero maravilloso papel que no deja duda de su maestría.

    Y leído lo leído, casi que me quedo con tu resumen que con el libro, no?

    Salucines

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  3. De entrada, Roy, lamento mucho las molestias producidas por el duende que se ha colado en la programación de Cinema Genovés. Pero, la Dirección informa que la intromisión ha sido ajena a su voluntad.

    Buena memoria, "Green Hell" de James Whale es, en efecto, uno de los primeros títulos de Vincent Price, y tal vez no sea de los más conocidos. Has hecho bien recordándolo.

    La exquisitez en las formas y la educación que destila el arte del actor no son ajenos a sus resultados en la pantalla. Son más bien la condición de su estilo sin par.

    Salucines

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  4. deWitt, empleas el término justo para calificar a Vincent Price como actor: "poliédrico". Aborda los géneros más dispares, y "haga" de "mad doctor", de seductor canalla o de director de pista de circo, está siempre magnífico. Que borda los papeles, vamos.

    El libro, con las pegas apuntadas, es bastante interesante y con una información muy completa y actualizada. Desde luego, los fans de Price no deberían perdérselo.

    Salucines

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  5. Hola don Fernando. Interesante acercamiento a un actor del que jamas se ha escuchado nada malo de el, y ahora sabemos porque. Era todo un caballero, y con ellos es imposible tener roces.

    Hace mucho que no veo peliculas de Price, y es que con tantas novedades y series, uno no tiene tiempo de ver esos clásicos que sabemos que nos iban a gustar más que lo que estamos viendo en ese momento.

    Por lo tanto, su entrada me ha puesto los dientes largos, y he puesto a trabajar a la sin par mulita para que me traiga algunas que no he visto como, La vida privada de E. y E. y El castillo de Dragon.

    Y sigo buscando "Fornutella" pero no la veo por ningun lado y en ningun sistema de descarga. Al final tendre que pasar por el ECI.

    Saludos!

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  6. No te falta razón, Lorenzo, al señalar el problema de repartir el tiempo dedicado al cine entre las novedades y los clásicos. Pero, comoquiera que apenas hay estrenos en las salas que merezcan atención, y sólo algunas selectas series de TV nos ofrecen consuelo, nos queda bastante margen para dedicarlos a los films de siempre.

    No sería una mala idea organizarse un ciclo privado a Vincent Price. Es casi como hacer un personal repaso a la historia del cine desde los años cuarenta. En ese ciclo no pueden faltar, en efecto, ni "La vida privada de E y E" ni "Dragonwycz", pero tampoco "Laura" ni la serie Poe/Price/Corman.

    Ya advertí que no era tarea sencilla hacerse con "Fortunella". No obstante, con paciencia, la mulita podrá traerte (con suerte antes de Navidad) alguna copia en italiano y no muy buen estado (RAI 1). Pero, el esfuerzo y la espera valen la pena, si al final disfruta uno de la película.

    Salucines

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  7. Buenas: Interesantísima reseña de uno de esos actores que pertenecen por derecho propio a la memoria cinéfila más rancia y que constituyen un sueño inalcanzable cuando el aficionado además imagina lo que debió de ser sentarse en una platea y ver en el escenario a ese gigante provisto de tan envidiable voz que seguro estremecía y seducía tanto a la primera fila de platea como a la última del quinto piso.

    Leído el último párrafo, creo que antes de comprar el libro me sentaré a darle un buen vistazo porque uno ya empieza a estar harto de pagar por mala literatura...

    Un abrazo.

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  8. Aunque he visto muchas de sus películas de diferentes géneros me quedo sin duda con sus películas de terror. Quizás por su físico o su mirada me gusta más en este género o como dice el título del libro, me gusta este villano.
    Un saludo.

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  9. Bienvenido, Josep, a Cinema Genovés y gracias por tu comentario.

    En casos como los que comentas, uno envidia a nuestros abuelos (o bisabuelos, depende), a los afortunados que pudieron escuchar a Caruso cantar en directo una ópera de Puccini, ver actuar a los Hermanos Marx en un vodevil en Nueva York o a Sarah Bernhardt en los escenarios interpretando “La dama de las Camelias” en París. ¡O al mismísimo Vincent Price! Ciertamente, si en pantalla la presencia y la voz de Price son imponentes, en vivo debieron ser estremecedoras.

    Coincido también contigo en que a un libro de cine no sólo le pedimos información, ilustraciones y pasión cinéfila, sino también buena (o al menos, correcta) escritura. Lo que es necesario para los libros en general, no lo es menos para los dedicados al Séptimo Arte.

    Salucines

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  10. Sin duda, Manderly, el Vincent Price más conocido entre el gran público es el de las películas de misterio y terror. Pues bien, incluso en esos géneros fue poco reconocido y peor valorado por la crítica. Para muchos, Price se rebajaba interpretando películas de serie B. Para mí, por el contrario, Price engrandecía, sólo con su presencia, los films más medianos.

    Salucines

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  11. Cierto, su presencia generaba cierta elegancia en según que películas que más de un avisapado director supo explotar.

    Dudo si leeré el libro, nunca me ha gustado que en una biografía (independientemente de lo exhaustiva que sea) el autor exponga sus opiniones personales.

    ¡Abrazos!

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  12. Bienvenida, Sidhe, a Cinema Genovés y gracias por tu comentario.

    Las opiniones personales del autor de una monografía son, en efecto, especialmente molestas cuando no vienen a cuento, resultando, por tanto, gratuitas.

    Salucines

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  13. De los mejores actores del hollywood dorado, y con una clase sin igual. También recuerdo el papel de "Los diez mandamientos", en donde lo apelaban el maestro matarife, pero era refinado y tenía clase. Un saludo.

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  14. Nada que objetar, Emilio. Vincent Price es un actor "con una clase sin igual". Un gigante de la interpretación. Un "malo" elegante y exquisito.

    Salucines

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  15. Es un actor muy querido y popular, aún con algunas obras poco gloriosas en su cine, e igual tiene un aura de elegancia y vanidad que lo ha puesto por encima de sus detractores, también me agrada que se haya atrevido a mucho en su versatilidad, al final es uno de los grandes íconos del cine de terror junto a los que has mencionado, por todo ello siempre será de mucho agrado ver su cine. Me encanta su participación final con Burton, destila mucha ternura. Un abrazo.

    Mario.

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  16. Tienes razón, Mario. Hasta en sus últimas apariciones en la pantalla, Vincent Prince supo estar a la altura de las circunstancias, como persona y como personaje.

    La ya de por sí espléndida "Eduardo Manostijeras" tiene, con la participación de Price, un valor especial.

    Salucines

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