Título original: Sometimes a Great Notion
Año: 1970
Duración: 113 minutos
Nacionalidad: Estados Unidos
Director: Paul Newman
Guión: John Gay, basado en la novela de Ken Kesey
Música: Henry Mancini
Fotografía: Richard Moore
Reparto: Paul Newman, Henry Fonda, Lee Remick, Michael Sarrazin,
Linda Lawson, Richard Jaeckel, Cliff Potts
Producción: Universal
Cinema Genovés
atiende y se esmera, especialmente, en reseñar y analizar films —así
como cineastas, sean directores, productores, guionistas, etcétera—,
que suelen ser olvidados, relegados, laminados, cuando no objetos/objetivos de
una especie de “conspiración de silencio”, confinados en la reserva. He aquí el
mismo aliento, por cierto, que me hizo concebir y dirigir el libro Hollywood revelado. Diez directores brillando en la penumbra (Ártica, 2012).
Pero, esa es otra historia…
Silenciada u ocultada bajo la alfombra, Casta
invencible (Sometimes a Great
Notion, 1970), es una magnífica película de la que apenas se habla o
escribe. El caso es particularmente sorprendente porque se trata de un trabajo muy atractivo, amén de más que notable. Repárese, para empezar, en la destacada
cabecera del reparto: Paul Newman, Henry Fonda, Lee Remick,
Michael Sarrazin (actor éste muy popular en la “década prodigiosa”).
En la dirección, el propio Paul Newman, realizando, a mi juicio, su mejor obra tras la cámara. Cuentan que Newman se hizo cargo de dicha tarea en sustitución de la persona inicialmente prevista. No puedo confirmar el dato. Sea como fuere, el célebre actor realiza un cometido muy meritorio, del que señalaré más adelante algunos de sus mejores momentos. La música, de corte country, está a cargo del compositor italiano Henry Mancini, como siempre, brillante.
En la dirección, el propio Paul Newman, realizando, a mi juicio, su mejor obra tras la cámara. Cuentan que Newman se hizo cargo de dicha tarea en sustitución de la persona inicialmente prevista. No puedo confirmar el dato. Sea como fuere, el célebre actor realiza un cometido muy meritorio, del que señalaré más adelante algunos de sus mejores momentos. La música, de corte country, está a cargo del compositor italiano Henry Mancini, como siempre, brillante.
El sólido guión está firmado por John Gay, respetado autor que intervino, entre otros largometrajes,
en la escritura de Mesas separadas (Separate
Tables, 1958. Delbert Mann), y que falleció recientemente. El guión de Casta invencible está basado en la
novela, escrita por Ken Kesey, del
mismo título, en el original: Sometimes a Great Notion (1964); que
no pase desapercibido al lector/espectador el
profundo significado del último término (Notion),
que permite, con un simple cambio de vocal, fructíferas lecturas e
interpretaciones en la frase. Estamos ante la segunda novela de Ken Kesey, inmediatamente
después de publicar Alguien voló sobre el nido del cuco (One Flew Over the Cuckoo's Nest, 1962), asunto llevado a la
pantalla por Milos Forman, en esta
ocasión con un abrumador éxito de crítica y público. A raíz de este libro, es
común situar a Ken Kesey en el territorio de la Contracultura (especialidad, psicotrópicos y estimulantes potentes),
si bien en Sometimes a Great Notion ofrece un fresco muy correcto y respetuoso del ámbito rural tradicional del
noroeste americano, incluso con ponderado acento épico. Acerca de este
interesante contraste trataré también al adentrarnos en el corazón del film.
La producción de esta espectacular cinta es responsabilidad
de Newman-Foreman Company, la
cual había tocado los cielos un año antes, en 1969, estrenando Dos
hombres y un destino (Butch
Cassidy and the Sundance Kid. George
Roy Hill), entre otras exitosas empresas cinematográficas. Casta invencible contó, en fin, con Universal Pictures para su distribución.
Con todo lo señalado, que no es poco, apenas se habla de Casta invencible, película que proporcionó una discreta caja en la
taquilla: compárese los beneficios de Dos
hombres y un destino, más de 48 millones de dólares, con los discretos 4
millones de dólares recaudados por Casta
invencible. Veamos, entonces, que tiene en su interior este film que pueda
ocasionar semejante desafección o indiferencia.
En los frondosos
parajes de Oregón, en una mansión junto al río, vive la familia Stamper. A la cabeza de la misma, Henry Stamper (un
soberbio Henry Fonda), quien ha
creado un negocio de tala de árboles, y posterior traslado por el río. El
patriarca de los Stamper ha grabado en un corte de tronco de árbol (que preside
la casa) y en la conciencia de sus vástagos, el lema de la familia: “Never give
an inch”, que podría traducirse, para la ocasión, como “nunca des tu brazo a torcer”. He aquí una divisa portadora de un fuerte
contenido simbólico, no exento de ironía: el personaje es presentado con el
brazo izquierdo fracturado, enyesado y en cabestrillo, como consecuencia de un
accidente laboral, y, posteriormente, el brazo derecho… sufrirá asimismo una grave
lesión. La espléndida (diríase también,
“ceremoniosa”) secuencia final ofrece el más explícito significado de dicha
divisa (o, mejor, enseña).
Los hijos de Henry, Hank (Paul Newman) y Joe Ben “Jobi” (Richard
Jaeckel), participan activamente tanto en la empresa maderera cuanto en el
modo de vida y los hábitos domésticos de los Stamper. Por su parte, las
respectivas esposas de éstos presentan perfiles muy distintos: Jan “Tila”
(esposa de Joe Ben: Linda Lawson),
madre de dos hijos, está perfectamente integrada en el clan, mientras que Viviane
“Viv” (Lee Remick), casada con Hank,
se muestra fuera de lugar: dio a luz un primer hijo muerto, a resultas de lo
cual ha quedado estéril; se casó con Hank huyendo de casa de su tío, sheriff
de Rocky Fork —“un agujero en el fondo de Colorado” “o “un huerto de sandías”,
descripciones de la localidad que puedan escucharse en el film—,
“sujeta —añade
Viv—
en la parte de atrás de una moto verde”, la moto de Hank.
La casta de los Stamper se completa con Leland “Leo” (Michael Sarrazin), hijo bastardo de
Henry, el cual, siendo muy joven, se fue de casa para iniciarse en el On the road, tan característico de la
época, e intentar llevar su propia vida. Sin embargo, no tuvo fortuna en la
aventura: intentó suicidarse, fue ingresado en un hospital, de la que salió sin
pagar la cuenta, por falta de fondos.
—Viv (Lee Remick):
¿Por qué abriste el gas?
— Leo (Michael Sarrazin):
Desde hacía un año, estaba en lo más bajo. Y ese día no había nadie.
¿Qué hacer, entonces? Volver a casa, con pelo largo, chaqueta militar y
pantalones de campana. Tamaña apariencia, y unos cuantos años de más, dificulta
ser reconocido por los parientes.
Viv y Leo representan
el contrapunto (no necesariamente contracultural),
la otra cara, del grupo familiar. Tienen sus confidencias en privado, o al
menos no en presencia de los demás. En las comidas apenas intervienen en las
conversaciones, hasta el punto de que el propio Leo, percatándose del silencio
habitual de Viv, pregunta son sorna si las mujeres tienen prohibido hablar en
la mesa.
No obstante, ambos son muy distintos: Viv se siente ajena y extraña en la casa, mientras que Leo, a pesar de
su bastardía, aspira a seguir siendo uno más de la casta, comparte lazos de sangre y, a fin de cuentas, es
parte del tronco familiar. He aquí un aspecto relevante que da cuenta de su
distinta actitud ante el conflicto familia/comunidad vecinal y/o sindical desencadenado en la trama del film: mientras la
muchacha reprocha a su marido Hank la terquedad de los Samper ante la huelga,
el joven sale todos los días a trabajar con sus hermanos (y los pocos empleados
que les son fieles); de hecho, a medida que avanza la historia, lo vemos cada
vez más involucrado y comprometido con la suerte de la familia. Y he aquí el
rasgo que definirá, finalmente, el rumbo de sus vidas en direcciones
opuestas, fuera o dentro del clan.
El retorno del “hijo
pródigo” coincide con el momento álgido de la bronca disputa que altera la vida de
la comunidad en que habitan y trabajan los Stamper. Se ha declarado una
huelga en el sector maderero, secundada por la mayor parte de la población, y
el Sindicato del ramo presiona (hasta
con amenazas de usar la violencia) a la familia Stamper para que secunde el paro
general. Un alto representante sindical de la zona, arropado por
un grupo de activistas locales, visita la vivienda de los Stamper y les hace
una oferta… que no deberían rechazar.
Sencillamente, deben unirse a la huelga, dejar de trabajar
(como hacen todos los días, excepto los domingos) y vender sus existencias
almacenadas a aquellos compradores que les indique el Sindicato, y bajo las
condiciones dictadas por sus dirigentes. Nada más que esto. Los Stamper
rechazan sin vacilar semejante propuesta, sabedores de que con dicha actitud se
enfrentan a unas circunstancias y unos vecinos hostiles, cuyo estallido puede llegar incluso a amputar y truncar miembros y existencias.
Casta invencible es una película de una impecable factura formal y
narrativa. Las secuencias de exteriores —en particular, la tala de árboles y su traslado por el río— son rodadas con bravura y espectacularidad, en
el marco formidable de los bosques de Oregón. Aciertan de lleno, en ese sentido, los responsables del film al
construir el argumento y dirigir la acción en clave de western, permitiendo así que evolucionen con la solidez y
consistencia que proporciona el ajustamiento a un género. La contienda
entre la hacienda familiar y los grupos de presión, entre el individuo y la
comunidad, el héroe individualista frente al poderoso corporativo, son temas
inherentes al western. El traslado de los troncos sobre las aguas,
conducidos por barcazas y motoras, por parte de los protagonistas, evoca sin
reservas el acarreo de las reses por los cowboys a caballo.
Etcétera.
Cabe señalar algunos
momentos particularmente destacables, y que muestran que Newman se tomó este
trabajo cinematográfico muy en serio. Quienes conocen la película no podrán
olvidar jamás la secuencia del aparatoso accidente
durante una de las talas, y que contiene situaciones de gran fuerza
dramática; por ejemplo, los intentos desesperados de Hank por auxiliar a su
hermano Jobi, que ha quedado atrapado por unos troncos en el río, mientras la
marea va subiendo inexorablemente… Al tiempo que esto sucede, Leo conduce a su
padre al hospital, con el brazo derecho malherido al caerle encima parte de un
árbol astillado. Tras la emotiva agonía de Jobi y la visita a Harry en el
hospital, Hank vuelve a casa y la encuentra vacía: la desolación y la amargura
se han adueñado de un espacio otrora muy animado y bullicioso. Este instante
fílmico resulta francamente conmovedor. La
muerte, las heridas, el duelo, la deserción, han dejado momentáneamente consternado
al ahora jefe de la familia.
Mas, a pesar de todo, lo que queda de los Samper no se rinde. Cuando Hank se recompone, sale al exterior de la mansión. Leo está sentado, en la otra orilla del río, esperando al hermano, aguardando instrucciones. Y, en fin, la escena final, rodada desde el aire, mostrando a los dos resistentes arrastrando la “manada” de troncos, a la vista de unos estupefactos vecinos que no acaban de creerse lo que están viendo, la gesta de dos hombres haciendo maniobrar sobre las aguas kilómetros de maderos, eleva la película a la categoría de soberbia. Término que unos entenderán como una alabanza y otros como una insolencia.
¡Cómo agradezco pasar por aquí y encontrarme con éste film de mi muy admirado Paul Newman ! Pero eso seguramente ya lo sabrás a poco que conozcas mi apartamento parisino.:D
ResponderEliminarHas hecho una reseña estupenda y me ha servido para recordar la trama. Por lo visto Newman habia sufrido un aparatoso accidente de moto (pie escayolado incluido) en realidad a pocas semanas de empezar el rodaje.. imagino que eso, los exteriores,la acción y el doble trabajo de interpretar y dirigir fueron una prueba para él...desde luego que en el reparto contara con actores como Henry Fonda y Lee Remick (guapisima) entre otros, ayudaría.
Dicen que por el enfrentamiento de la familia y los sindicatos algunos la tacharon de "reaccionaria". Yo creo que nada es blanco o negro..que hay que valorar todos los puntos de vista. Es la historia de una familia leñadora en un medio agreste y supongo que eso no es para "blandos". En fin,todo depende de la mirada de cada cual, o de qué lado estés en los conflictos.
Imposible olvidar la escena del accidente, el dramatismo y la angustia..no diré más por si alguien no la ha visto. Merece la pena revisarla.
Salucines, amigo Genovés
Tú también sabes cuánto agradezco tu amable comentario, amiga Abril. En efecto, se trata de una excelente película, silenciada, me temo, más por prejuicios (de todo tipo) que por motivos estrictamente cinematográficos. No la había vuelto a ver desde hacía años. El hacerme con una versión en Blu-Ray fue la ocasión para volver a ella, y me encantó de veras.
EliminarSalucines