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miércoles, 2 de noviembre de 2016

REGRESO A CASA (2014)


Título original: Gui lai
Año: 2014
Duración: 111 minutos
Nacionalidad: China
Director: Zhang Yimou
Guión: Zhou Jingzhi, a partir de la novela de Yan Geling
Música: Chen Qijang
Fotografía: Zhao Xiaoding
Reparto: Gong Li, Chen Daoming, Zhang Huiwen, Guo Tao, Yan Ni, Li Chun, Zhang Jiayi, Liu Peiqi, Ding Jiali, Xin Baiqing, Zu Feng, Chen Xiaoyi
Productora: Le Vision Pictures


La importante y extensa obra cinematográfica de Zhang Yimou oscila —y a veces, se balancea— entre dos pilares básicos en un film: la claridad y precisión en el discurso narrativo y, por otra parte, la belleza y potencia visual de las imágenes que lo desarrollan. O al revés... De ahí el balanceo aludido que pueda facilitarnos, en lo que sigue, el hacer balance.

La capacidad para contar historias en fotogramas se ve, en ocasiones, interceptada por una marcada tendencia al preciosismo, al deleite por la caligrafía, a recrearse en la estética, hasta el punto de que la buena letra en una escritura afecte a la ortografía y la sintaxis, haciendo que perdamos el sentido y comprensión de la trama, del argumento, el desarrollo de la historia.

En el caso de Yimou dicho conflicto queda patente desde el primer título de su filmografía, Sorgo rojo (Hong gao liang, 1988), poderoso y muy bello ejercicio de estilo, en el que, por lo demás, puede comprobarse ya, concentradas, bastantes constantes de su trabajo fílmico posterior: el protagonismo de la mujer en la estructura familiar y social china; la confluencia del eros y el amor en los sentimientos humanos; la colisión entre la vida rural y urbana; la perpetuación y preeminencia de la familia frente a otras estructuras rivales que la llegan a desestabilizar (grupo vecinal, partidos políticos, comunidad, Estado); la presión de las circunstancias externas (sociopolíticas y culturales, revoluciones, guerras) en la existencia de los individuos, empeñada en la dura tarea de vivir…; etcétera.

Está previsto el estreno en febrero de 2017 del último trabajo de Yimou hasta la fecha: La gran muralla (The Great Wall), primera incursión del veterano cineasta chino en una producción norteamericana, aun con participación china. ¿Habrá sorpresas? En un director propenso al vaivén, a realizar tiernas historias de amor en el ámbito rural al tiempo que posmodernos enamoramientos bajo el ruido urbano; pirotécnicas aventuras en el territorio de las artes marciales y los palacios imperiales antes o después de proponer al espectador romances de delicado intimismo; en un cineasta tan talentoso y desinhibido como Yimou, todo es posible.


De entre sus trabajos de los últimos años, hay uno que me conmueve intensamente y que aprecio de modo particular: Regreso a casa (Gui lai, 2014), en el que aún cuenta con su primera musa, Gong Li, quien compone (una vez más) una interpretación admirable. Li frisaba los cincuenta años al encarnar el papel de Feng Wanyu, la madura esposa de Lu Yanshi (Chen Daoming), preso político que logra escapar de su cautiverio y tiene como constante propósito volver a casa. La hermosura de la protagonista sigue floreciendo a pesar de las condiciones del medio merced a la fuerza de su carácter y la fidelidad al esposo. Su integridad constituye, en suma, el encanto y la grandeza de esta heroína abatida y desmejorada por una existencia en condiciones dramáticas.


El esfuerzo de Feng por restablecer la unidad familiar, incluye la preocupación por la hija adolescente, Dan Dan (Zhang Huiwen), prometedora bailarina de ballet, atrapada dramáticamente entre dos lealtades: a la familia, víctima de una tribulación que su juventud e inocencia no permiten todavía comprender plenamente, y al «Partido», cuyos comisarios dictaminan el destino de su carrera artística a partir, precisamente, de su situación personal: ser la hija de un «derechista», un «capitalista», un «burgués», un «enemigo del pueblo».


Dicha tensión alcanza el momento más intenso en la magnífica secuencia en la estación de ferrocarril, donde el fugitivo Lu logra citar a su esposa para un encuentro, ante la imposibilidad de acceder a la vivienda, vigilada estrechamente por la policía política. Feng le ha preparado un hatillo con ropa limpia y ha horneado para él unos panecillos. Tras ser descubierto, Lu es detenido de nuevo, sin que Feng consiga ni siquiera tocarle. Durante el atropellado suceso, Feng cae al suelo y se golpea la cabeza, de la que mana un regato de sangre roja. Fundido en negro.


Pasan los años y el régimen comunista suspende la Revolución Cultural. “Rehabilitado” por las autoridades, Lu está en condiciones de volver a casa. Pero, ay, perdida la justicia y toda esperanza, Feng ha perdido también la memoria, de modo que no reconoce a su marido cuando cruza el umbral del hogar. Acaso sea demasiado tarde, el tiempo no pasa en balde y deja sus huellas. El mal está hecho. En la mente desbaratada de la mujer, la imagen de Lu se confunde con la de uno de sus verdugos. Con Lu vuelven también al hogar los fantasmas del pasado. El tiempo de silencio converge con un tiempo de desvarío.





Finalmente, la desesperanza fundada (a la desesperada) ha dado paso a la ilusión descorazonada, una esperanza trastornada. La frustrada cita en la estación constituye un recuerdo que no se ha borrado en una anciana Feng, quien, como quien mantiene un ritual en el que la bienvenida se envuelve de despedida, acude una y otra vez a un encuentro con la realidad, que desgraciadamente, no llegará. Es demasiado tarde.




2 comentarios:

  1. Lamento decir que este es el cine que no veo, al menos todo lo que debería, no porque no me interese, su belleza y la fuerza de sus imágnes, como bien dices,atrapa y distrae, pero es mi asignatura pendiente. He visto un par de títulos, insuficiente me temo.

    Merecido reconocimiento, amigo Genovés.

    Salucines

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    1. Pues es una lástima, amiga Abril, porque aun sin la grandeza y las maravillas del cine japonés, la cinematografía china contemporánea tiene bastante interés. Sobre todo (algunas) películas de Zhang Yimou. Por ejemplo, ésta que nos ocupa ahora. Ánimo, pues...

      Salucines

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