Título
original: A Dangerous Profession
Año: 1949
Duración: 79 minutos
Nacionalidad: Estados Unidos
Director:
Ted Tetzlaff
Guión:
Warren Duff y Martin Rackin
Música:
Friedrich Hollaender
Fotografía:
Robert De Grasse
Reparto:
George Raft, Ella Raines, Pat O'Brien, Bill Williams, Jim Backus, Roland
Winters, Betty Underwood, Robert Gist, David Wolfe
Producción: RKO Radio Pictures
Ted
Tetzlaff (1903-1995), nacido y fallecido en
California, es un cineasta conocido y acreditado principalmente por su faceta
de cinematographer
o director de fotografía; etiquetado habitualmente como el fotógrafo de
referencia de la actriz Carole Lombard,
a quien inmortalizó entre luces y sombras en diez películas. Tetzlaff dejó su
firma, entre muchos títulos, en Al
servicio de las damas (My Man Godfrey,
1936. Gregory
La Cava); Una chica afortunada (Easy Living, 1937. Mitchell Leisen); Me casé con una bruja (I Married a Witch, 1942. René
Clair); El asunto del día (The Talk of the Town, 1942. George Stevens); Encadenados
(Notorious, 1946. Alfred Hitchcock).
Aunque
no muy extensa, su obra como filmmaker
o realizador merece, asimismo, ser destacada. El título que más suele asociarse a este menester es La
ventana (The Window, 1949),
un espléndido thriller sobre la
tribulación de un fantasioso muchacho que presencia por azar un crimen en el
edificio donde vive, en el Lower de Nueva York, y a quien nadie cree ni toma en serio cuando lo
denuncia; excepto los vecinos asesinos que, tras descubrir la circunstancia,
intentan deshacerse de él. Una muy hábil traslación a la pantalla de la
moraleja que acompaña al cuento de Pedro
y el lobo. Además de este clásico, rodó otros notables policiacos como Riff-Raff
(1947), con Pat O’Brien, y Johnny
Allegro (1949), con George Raft. En este último año, dirige
a ambos actores en el film proyectado para esta semana en Cinema Genovés, Una
profesión peligrosa (A Dangerous
Profession), y que cuenta también en
el reparto con la siempre estimulante presencia de la actriz Ella Raines.
La profesión referida en el título es
compendiada en el prólogo del film
por medio de una voz en off:
«Uno de los oficios más antiguos del
mundo. Cerca del tribunal, de la cárcel o de la comisaría, suelen estar las
oficinas de los fiadores. Entran clientes, inocentes o culpables. Es un negocio
que genera al año
2.250 millones de dólares. ¡Todo un
negociazo! Con una fianza uno recupera la libertad. Pocos minutos u horas
después de ser encarcelado, con una fianza uno puede salir a la luz del día. Con
una fianza, uno evita los interrogatorios de la policía. Con una fianza, puede
regresar con su mujer, o tomar un avión y huir. Ya sea inocente o culpable, uno
tiene un amigo poderoso, que le espera 24 horas al día siempre disponible el
fiador. Compartirá su problema por una comisión. La oficina Farley-Kane en Los
Ángeles es una oficina típica. Joe Farley nació en una oficina de fiadores.»
Joe Farley (Pat O’Brien) lleva el negocio junto a su socio Vince Kane (George Raft), veterano ex-policía que
todavía mantiene buenas relaciones con el cuerpo, en particular con el teniente
Nick Ferrone (Jim Backus).
Simplemente, Kane se va haciendo mayor y desea, por medios lícitos, ganar algo
más de dinero que el que le proporcionaba su anterior oficio. Una profesión
peligrosa, ciertamente, lo mismo que la que lleva a cabo ahora. Una mañana, reciben en la oficina una nueva petición de fianza. Se trata en esta ocasión de poner en la
calle a Claude Brackett (Bill Williams),
un tipo joven y atlético, acusado de robo con asesinato de agente de policía
incluido. Un caso más, otro cliente. En apariencia.
Sólo de trata de
conocer los detalles del mismo y valorar los riesgos del préstamo. Aunque a
veces surgen otras consideraciones. En la entrevista concertada para cerrar el
contrato, participa, Lucy, la esposa de Brackett (Ella Raines), antigua novia de Kane, a quien abandonó por el
apuesto matón. La fianza es de 25.00 $, y la esposa sólo puede aportar 5.000 $.
Kane, despechado y resentido, rechaza el trato. Actitud que desconcierta al
socio Farley, desconocedor entonces de las cuestiones personales sobrevenidas
en el asunto.
Kane se siente todavía atraído por la
joven. Por si esto fuera poco, un desconocido surge de pronto aportando 12.000
$ a la suma total necesaria para sacar del trullo a Brackett. Cerrado,
finalmente, el trato, el recién liberado aparece muerto. Y es que el asunto, más sucio y espinoso de lo
previsto, se va complicando. Y no les cuento más.
Muy interesante film de intriga y
acción, conducido con destreza por Tetzlaff, capaz de mantener la intriga y el intríngulis, la ambigüedad de las
relaciones existentes realmente entre los distintos personajes, hasta el
punto de no saber hasta el final el verdadero cariz de cada cual ni la resolución
del tinglado. En particular, la historia entre Vince Kane y Lucy.
Pero, por encima de todo están las magníficas interpretaciones de los miembros del reparto, en el que destaca el fenomenal George Raft, un grandísimo actor que solía rechazar papeles uno tras otro, los cuales en manos de los sustitutos llegaron a ser celebérrimos. En cualquier caso, cuando elegía protagonizar un film y se empeñaba en su papel, Raft estaba, sencillamente, genial.
Pero, por encima de todo están las magníficas interpretaciones de los miembros del reparto, en el que destaca el fenomenal George Raft, un grandísimo actor que solía rechazar papeles uno tras otro, los cuales en manos de los sustitutos llegaron a ser celebérrimos. En cualquier caso, cuando elegía protagonizar un film y se empeñaba en su papel, Raft estaba, sencillamente, genial.
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