Título original: The Other
Duración: 95 minutos
Nacionalidad: Estados Unidos
Guión: Tom Tryon, basado en su propia novela
Música: Jerry Goldsmith
Fotografía: Robert Surtees
Reparto: Chris Udvarnoky,
Martin Udvarnoky, Uta Hagen, Diana Muldaur, Norma Connolly, Victor French
Producción: 20th Century Fox
A
veces me requieren para que defina mi posición acerca de si el cine actual es cine de verdad. Quiero entender que con dicha
solicitud están averiguando mi parecer acerca del cine en el momento presente, el cine que se hace y estrena hoy, o sea, en los últimos tiempos, que no es lo
mismo que decir «en nuestros días». Y hago esta precisión porque, en rigor, el cine
actual de verdad es el cine de siempre, el que no pasa de moda, el cine
eterno, el que está de plena actualidad; vale decir: el cine clásico… Pues
bien, ese cine, para mí, ya no se hace. Sólo existe archivado y enlatado en VHS
o DVD, en la memoria del cinéfilo y la de un disco duro. Lo cual
no es poca cosa. No es que haya pasado a mejor vida; en cualquier caso, a un estado de menor
calidad en las películas. Sencillamente,
el «cine» de ahora se ha transformado en otra cosa. ¿Desde cuándo? Yo diría
que desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Y si me apuran y me pongo
purista, desde que aconteció la transición del cine mudo al sonoro…
A
finales de los años 40 y principios de los 50 del siglo XX el modelo de cine
industrial realizado en los grandes estudios cinematográficos entra en crisis,
como consecuencia, entre otros motivos, de las leyes antitrust (Paramount Case,
por ejemplo) que obligaron a independizar la producción y la distribución por
parte de las majors. Y así, en gran
medida, el negocio del ocio a lo grande se eclipsó: el
apogeo de lo mayor devino así en la hegemonía de lo menor. No más super-producciones (al menos, de momento), no más star-system,
no más Era Dorada de Hollywood.
Por
si esto fuera poco, llegó la televisión. Dos consecuencias que conllevó semejante
fenómeno me interesa recalcar ahora: 1) cambio notable en los hábitos de
ocio y distracción de la población; y 2) gran parte de la nueva generación de
cineastas (la que rueda sus primeros títulos en el tránsito de la década de los
40 a los 50) da sus primeros pasos en el oficio en el medio televisivo, lo cual dejará huella...
Algunos
historiadores y críticos se refieren, justamente, a este grupo de directores
con la expresión «generación de la televisión». Entre ellos se encuentra —y yo
diría que destaca— Robert Mulligan.
Director sólido y con una estimable personalidad, ha realizado una corta pero
meritoria obra, en la que sobresale Matar un ruiseñor (To Kill a Mockingbird, 1960), hazaña cinematográfica que, bien es verdad, ya sería
suficiente para verle brillar en la penumbra. Una joyita de la historia
del cine, el film ha marcado de modo indeleble la memoria
cinematográfica de varias generaciones de espectadores.
En
el primer volumen de Hollywood revelado
hemos reservado un capítulo al análisis de la obra de este cineasta:
«Robert
Mulligan debutó en el cine con (valga la redundancia) una película iniciática,
pero, prácticamente, el conjunto de su obra también lo es: el comienzo de algo nuevo
y decisivo es
una constante que, de una u otra manera, cobra especial importancia en la vida
de los personajes. En este sentido, los viajes iniciáticos parecen seguir dos
sendas paralelas: la contextual (el escenario novedoso que se le presenta al
protagonista) y la emocional (la afectación que la novedad produce en la
personalidad).
Como ya
adelantamos, es en la infancia y en la adolescencia donde hallamos los asuntos
centrales sobre los que versan las obras capitales del director: To Kill a Mockingbird, The Other y, si se quiere, Summer of ‘42. asimismo, también en Fear Strikes Out, Inside Daisy Clover,
Clara’s Heart (el corazón de Clara, 1988) y The Man in the Moon
son abordadas las difíciles experiencias de la etapa inicial de la vida. En
todas ellas, los protagonistas sufren las consecuencias del viaje iniciático a
una realidad difícil de asumir: la auténtica realidad.»
ENRIQUE S. TENREIRO, «Robert Mulligan, sobrevivir a un ruiseñor», Capítulo 9 de Hollywood
revelado (Ártica, 2012).
Mulligan es
mucho más que el realizador de Matar un
ruiseñor, sí señor. De su producción me gustaría rescatar de la memoria cinéfila una
pieza notable, para mi gusto: El otro (The Other, 1972). Muy marcada por la estética invasiva y aparatosa
de estos años (muy pocos directores fueron capaces de desprenderse de ella; por eso hablo de «invasiva»),
así como por el auge y la moda epocal
de la temática psicologista y lo paranormal (décadas antes sucedió algo similar
con el psicoanálisis), la película, no obstante, tiene mucho interés. Entre lo psicótico, el suspense y el
terror, El otro desarrolla una historia
perversa muy bien contada y con unas memorables interpretaciones.
Recomiendo al
lector/espectador su visionado o revisitación. Y no se distraiga demasiado preguntándose
por las explicaciones últimas de los comportamientos del/los
personaje/personajes; aunque, todo sea dicho, el guión y la realización avanzan
con soltura, evitando los siempre enojosos subrayados. Simplemente, déjese llevar por la narración de esta historia
mórbida, respire hondo, atento a la banda sonora (no me refiero sólo a la música) y disfrute de unas imágenes que no le dejarán indiferente.
Mulligan, la
infancia y la inocencia. No todo pájaro es un ruiseñor, no señor…
Pues no he visto "El otro", no. Y acabo de ver que está enterita en You Tube con sus subtítulos y todo (otra ventaja indiscutible del cine ya con unos años)... Allá que voy!!
ResponderEliminarUn saludo
Eso del You Tube es genial, ¿no te parece, Mara? Y además ahora están las teles wifi con las que puedes ver directamente la peli en la televisor en vez de en el ordenador. Nunca me acostumbro a esto último. Pero, ojo, que esta peli da miedo, ¿eh...?
EliminarSalucines
Pues sí, maestro, una película estupenda e inquietante, imprescindible diría yo, no sólo en la filmografía de mi amigo Mulligan, sino también en el género.
ResponderEliminarPor cierto, los carteles de la peli con los que has ilustrado la entrada son fantásticos (y, yo confieso, inéditos para mí).
Salucines
pd.: habrá que leer el capítulo de este tal Enrique ;-)
Amigo DeWitt, ¿no conoces a ese tal Enrique? Pero, si es el Otro...
EliminarSalucines
Como estoy "leyendo" por otro lado, no me meto mucho en Honduras. Simplemente decirle que la carga de Ganarse un acre ahora la llevamos entre dos buenos amigos, el otro se llama J.C.Vinuesa y en su momento fue distribuidor de cine, por supuesto que le he recomendado encarecidamente que se pase por aquí, así que si lo ve, sepa que viene de la Taberna-Juzgado.
ResponderEliminarAbrazo
Roy
Por cierto estoy disfrutando más que un elefante en su baño de barro.
ResponderEliminarAbrazo.
Roy.
PD: Por cierto ese Kike "ternero" no lo hace nada mal, nada mal...
Estaré encantado de recibir a tu colega, amigo Roy, en cuanto nos visite. Viene muy bien recomendado...
Eliminar¿A que es bueno el libro? Carne de primera calidad...
Salucines
Yo la vi de peque y me impactó muchísimo. Desde hace muchos años tengo una copia en español que me costó bastante encontrar por la red en su momento. Hoy, haciendo limpieza de copias (tengo muy pocas y sueleb ser de películas que no encuentro originales) al verla me ha dado la morriña y he buscado información por Internet. Voy a ver si ahora si la encuentro para comprar, aunque lo dudo.
ResponderEliminarSobre a película... Poco puedo juzgar porque es de esas que al haberlas visto de pequeño, se quedan como un lugar en el que sentirse "en casa". Y de mayor doy a mi peque besos de mariposa.
Un saludo!