Pocos aficionados al cine recuerdan hoy a Betty Grable. No muchos serían capaces de identificarla en una imagen o fotograma, sola o acompañada. O, incluso, por duplicado. Menos todavía podrían citar tres o cuatro papeles interpretados por ella para la pantalla. Sin embargo, Elizabeth Ruth Grable fue en su día una gran estrella de Hollywood, de las más relumbrantes de la historia del cine. Un auténtico fenómeno de masas.
Interpretó alrededor de cincuenta películas a lo largo de su carrera. Fue super star de la Fox durante varias décadas, y una de sus figuras más taquilleras. Actuó junto a nombres muy célebres: Eddie Cantor, Don Ameche, Douglas Fairbanks Jr., Victor Mature, Jack Lemmon, Lauren Bacall, Marilyn Monroe. Trabajó a las órdenes de directores de la talla de Jean Negulesco: Cómo casarse con un millonario/How to Marry a Millionaire, 1953. También de Ernst Lubitsch: La dama de armiño/That Lady in Armine (1948); o quizá fuese mejor decir de Otto Preminger.
Ocurrió que el gran Lubitsch murió poco después de iniciarse el rodaje de este filme, siendo sustituido por su compatriota centroeuropeo. Digan lo que digan… los demás en enciclopedias y demás historias, yo no la considero propiamente una película de Lubitsch. Prefiero incluso olvidar que Preminger estuvo tras la cámara de este filme completamente olvidable. La culpa no la tuvo Betty la guapa.
Ocurrió que el gran Lubitsch murió poco después de iniciarse el rodaje de este filme, siendo sustituido por su compatriota centroeuropeo. Digan lo que digan… los demás en enciclopedias y demás historias, yo no la considero propiamente una película de Lubitsch. Prefiero incluso olvidar que Preminger estuvo tras la cámara de este filme completamente olvidable. La culpa no la tuvo Betty la guapa.
Chica pin-up por antonomasia, la foto de Betty, a modo de talismán (o mejor, taliswoman), tuvo un lugar preferente en las carteras, los bolsillos de la guerrera, las taquillas de cuartel y el corazón de miles de soldados americanos.
Betty, una verdadera bomba en la Segunda Guerra Mundial, tuvo un papel importante en la película Traidor en el infierno (Stalag 17, 1953) de Billy Wilder. Y eso sin llegar a aparecer ella misma en la pantalla, en carne y hueso, sino uno de sus dobles. A Wilder le divertía horrores (atractiva expresión, por paradójica) jugar en sus películas con dualidades y duplicidades, dobles y dobletes. Lo de Betty en Stalag 17 tampoco fue un cameo.
La recreación de Betty Grable en un campo de concentración dio para varias secuencias divertidísimas, con unos diálogos antológicos. Resulta que Stanislas «Animal»Kasava, (Robert Strauss), preso en el Kamp alemán (cuyo comandante es interpretado por el mismo Otto Preminger) está perdidamente enamorado de Betty Grable. Este oso mimoso, patoso y patán, sueña con Betty día y noche, dormido y despierto. Harry Shapiro (Harvey Lembeck), fiel compañero de fatigas de «Animal», le sigue la corriente en sus fantasías, y, a menudo, hasta las excita.
Harry Shapiro. Betty Grable es la tuya.
animal. Déjame.
Harry Shapiro. Te he dicho que cuando acabe la guerra, te presentaré a Betty Grable.
animal. ¿Cómo vas a conseguirlo?
Harry Shapiro. Vamos a California. Un primo mío trabaja en Los Ángeles. Le pedimos las señas de ella, y luego vamos a su casa. Cuando nos abra la puerta, le digo: «Enhorabuena, Srta. Grable. Le hemos votado la chica con la que más nos gustaría estar en la cárcel, y aquí le traigo el premio».
Animal. ¿Qué premio?
Harry Shapiro. ¿Tú qué crees? ¡Pues tú!
Animal. ¿Yo? ¿Y si no le gusto?
Harry Shapiro. Si no le gustas, se queda sin nada.
Animal. Otra vez tomándome el pelo.
Harry Shapiro. ¡Suéltame!
Voz en off: ¡Es hora de comer! ¡A comer!
Harry Shapiro. ¿Esto se bebe? ¿O es para afeitarse?
Harry procura que su cabezota amigo sustituya el amor platónico por otro más carnal. Para tal fin, urde un ingenioso, aunque chapucero, plan para acostarse —o sea, arrimarse, aproximarse— a un pelotón de prisioneras rusas que hacen turno para entrar en las duchas, dispuestas, justamente, frente al stalag ocupado por los varones cautivos. El plan es finalmente, descubierto, y la confraternización y coexistencia este/oeste, abortada.
Animal. No es justo, Harry. Te lo digo yo. ¡Mi Betty! ¿A que es preciosa? ¡Se ha casado con un director de orquesta!
Harry Shapiro. ¡Y qué! Hay más mujeres.
Animal. No para mí. ¡Betty! ¡Betty!
Harry Shapiro. Olvídala.
Pero, Animal no olvida fácilmente. La compañía organiza en el barracón una fiesta. Los instrumentos musicales son preparados según el arte de los Luthiers, aprovechando utensilios ¿domésticos? de los más variados. Los guerreros son chicos, y bailan entre sí. A falta de chicas, buenas son «tontas», quiero decir, tontos y mastuerzos como Harry, quien tiene la ocurrencia de disfrazarse de chica pin-up. Será por aquello de levantarle la moral a la tropa. O para matar el tiempo: ¿qué otra cosa es la guerra sino matar el tiempo?
El obnubilado Animal, haciendo honor a su apodo, mira a Harry y encuentra a Betty.
Animal. ¡Betty! ¡Betty! ¡Betty! ¿Quiere bailar, señorita?
Harry Shapiro. Sí, claro. [Bailan]
Animal. Dame un pellizco para saber que no estoy soñando. Gracias, cariño. [Animal canta] ♪ Yo te amo. Yo te amo ♪ ♪Tres palabras divinas. Y ahora, cariño, las palabras que te hacen mía ♪. [Shapiro mira perplejo hacia el infinito] ¿Nadie te ha dicho que tienes las piernas más bonitas del mundo? Pero no sólo son tus piernas. Me vuelve loco esa nariz tuya. Esa preciosa nariz tan chata.
Harry Shapiro. ¡Animal!
Animal. Llevo años loco por ti. He visto seis veces todas tus películas. Me quedaba sentado mirándote. Ni siquiera abría las palomitas.
Harry Shapiro. ¡Animal! ¡Despierta!
Animal. ¡Betty! ¡Betty!
Harry Shapiro. ¡Animal, soy yo, Harry Shapiro! ¡Harry Shapiro!
Animal. Harry...
Se acabó, Animal, el embeleso. Sin ni siquiera haber logrado un beso.
Repárese en la curiosa recurrencia en las fotografías de Betty, en las que, sin estar uno necesariamente ebrio, uno ve doble Betty Grable. Hasta en el espejo...
¡Extra! ¡Extra! ¡Doble! ¡Doble!
Y, en fin, Betty con Marilyn...
Esta actriz la llamo la chica de las mil caras, cada foto suya parece una mujer distinta. La más famosa esa en la que mira de espaldas, la de las taquillas...
ResponderEliminarYo confieso: soy de los que no "podrían citar tres o cuatro papeles interpretados por ella para la pantalla". Más allá de ese "triumvirato" en busca de millonario no he seguido mucho su filmografía, aunque no me extrañaría que la esté olvidando en alguna película.
ResponderEliminarMás deberes!!
Vais a acabar conmigo!!!
"Salucines"
"La chica de las mil caras"... No te falta razón, Ethan. Sobre todo cuando la cara la pone Harvey 'Shapiro' Lembeck en "Stalag 71"...
ResponderEliminarEl sobrenombre por el que fue más conocida Betty Grable fue el de "la mujer de las piernas del millón de dólares".
Salucines
No, no, tranquilo, deWitt, no hay aquí "deberes" a la vista. Mi post no debe interpretarse, tampoco, como una recomendación (ni siquiera una sugerencia) a visionar la filmografía de Betty Grable, por otra parte, no demasiado estimable en su conjunto.
ResponderEliminarSe trata tan sólo de la rememoración de una superestrella del cine, una "figura" y un nombre sin los cuales, a uno, por ejemplo, se le escapan bromas y "guiños" contenidos en títulos como "Traidor en el infierno". Aunque hay más, bastantes más, referencias de la Betty en muchos otros filmes.
Salucines
No he seguido mucho a esta actriz. Sólo la recuerdo en 'Cómo casarse con un millonario' pero como 'pin up' es de sobra conocida por los cinéfilos.
ResponderEliminarUn saludo.
Poca gente sabe también que estuvo casada con Jackie Coogan, el niño que interpretava al chico recogido por Chaplin en "The kid"
ResponderEliminarAsí es, Manderly. Adivinanza cinematográfica. ¿Qué es un cinéfilo? El hombre que sabía demasiado...
ResponderEliminarSalucines
En efecto, Emilio, creo que fue su primer marido. Y es que, sin necesidad de inclinarse, necesariamente, por el "homenaje", considero interesante rescatar de la memoria a las viejas glorias del cine. Muchas veces olvidadas o relegadas.
ResponderEliminarUna tarea que no considero ociosa, sino bastante ilustrativa. Incluso instructiva si sirve para cotejar esa crónica del cine clásico con el cine posterior. Y aun el contemporáneo. O lo que sea. Para entenderlo mejor...
Salucines
También le pusieron el mote de "Betty taquilla" y sus piernas estaban aseguradas por un millón de dólares cada una. Parece ser que no tuvo más opción que convertirse en estrella, porque en ello se empeño su madre. La foto de Betty en bañador mirando por encima de su hombro es de esas que quedan en la memoria de uno de forma imperecedera. No es de extrañar que los soldados de la segunda guerra mundial la llevase con sigo para endulzar sus horas de lucha y enardecer su imaginación. No en vano se consideró una de las 100 fotos que cambiaron el mundo.
ResponderEliminar@Fernando
Me parece estupendo que rescates estas figuras, parece imposible que fueran tan omnipresentes en cierta época y que más tarde cayesen en el olvido casi total.
Un saludo
Puedo dezzir lo que quiera ???
ResponderEliminarGrazzias
A mí, me parezze que tenía unas piernas muy cortitas...
Caperuzzita
Cristina: lo de "Betty taquilla" viene a cuento, tanto de la taquilla cuartelera como a la taquilla de cine. Porque el tornado Grable arremolinó entorno a ella a la tropa y a la flota, pero también al gran público. En ambos casos, la explicación tal vez esté en que Betty Grable no fue un mito sexual, sensu stricto.
ResponderEliminarY es verdad que la foto del bañador constituye un icono del cine, que supera, por lo demás, el mismo ámbito cinematográfico.
Salucines
¡Qué bueno, Caperuzzita, tenerte por aquí de nuevo!
ResponderEliminarBetty tenía las piernas "cortitas" y... pechugonas. Pero, mira tú, encantaba a las masas. Y si te sorprende el gusto de nuestros abuelos, recréate un momento en la imagen de Mae West. ¡Eso sí que era un pedazo de mujer!
Salucines
Oui, oui, pero Mae West tenías las piernas largas.
ResponderEliminarNo me sorprende el gusto de nuestros abuelos, Marylin, siempre me parezzió una mujer prezziosa y algo melancólica, como si siempre mirara hazzia las nubes, aunque a mi padre le gustaba Sofía Loren.
Sofía y Heston en "El Cid" dos hermosos titanes.
En aquella época las mujeres eran eso. "mujeres", ahora son radiografías, que diría Tom Wolfe...
Un abrazzosaluzzine
Caperuzzita
Mae West, Caperuzzita, lo que tenía era una lengua muy larga. Por lo deslenguada, quiero decir. Por lo desvergonzado de su lenguaje, o sea. Mae escribió bastantes de los guiones de las películas que interpretó, y hay magníficas antologías de sus frases, ingeniosas y muy picantes...
ResponderEliminarHoy, ay, las mujeres no siguen, en efecto, el modelo Betty Grable, ni Mae, ni Marilyn, ni Loren. Hoy son como "radiografías ambulantes", creo que era la expresión (traducida al español) que utilizaba Tom Wolfe en la novela "La hoguera de las vanidades".
En el cine hemos visto ejemplos magníficos de cómo ser mujer de carácter, fuerte e independiente, pero mujer, por encima de todo. Por ejemplo, en los filmes de John Ford.
Salucines
"Se me ha vuelto a borrar todo. No me pienso rendir. Terzzer intento."
ResponderEliminarY de qué se alimentarán???
EJEMPLO
Dos manzzanas, una pera y trez cerezzas (3)
Un plátano (solo uno, engordan...) piña y mucho pomelo
Una pequeña porzzión de pollo y dos rabanitos (2).
Y volvemos otra vezz a Mary Kate, barriendo Blancamañana y ese modo en el que se dejaba besar por él.
Tch !!!
Caperuzzita