Páginas

miércoles, 11 de mayo de 2011

THE WIRE: CORO TRÁGICO EN BALTIMORE



VVAA, The Wire. 10 dosis de la mejor serie de la televisión, errata naturae, Madrid, 2010, 240 páginas

Lista completa de los autores: David Simon, George Pelecanos, Rodrigo Fresán, Nick Hornby, Jorge Carrión, Iván de los Ríos, Marc Pastor, Margaret Talbot, Marc Caellas, Sophie Fuggle


Estrenada en junio de 2002, la serie de televisión The Wire (en España, «Bajo escucha»), producida por la HBO, ha llegado a convertirse en todo un clásico innovador del género policiaco, una teleserie considerada por parte de la crítica especializada como la mejor serie de televisión de los últimos tiempos. De temática crudamente realista, con diálogos extraídos del lenguaje duro de la calle, repleto de situaciones dramáticas de alto voltaje, ofreciendo un paisaje urbano degradado y una perspectiva desoladora de la vida ciudadana, The Wire ha logrado, a pesar de todo, recorrer cinco temporadas y cautivar a una amplia audiencia.
Lo escabroso, lo perturbador, en The Wire no son las escenas de sexo y violencia (de baja intensidad, en comparación con títulos coetáneos o procedentes de la misma productora), sino su  crudeza dramática, pesimista y descarnada; o, para ser más preciso, el hiperrrealismo que inspira tanto el guión como la puesta en escena de sus episodios.
Esta perspectiva y este aspecto de la producción impactan de plano tanto en la estética como en la narrativa de The Wire, pormenorizadamente examinados en el volumen objeto de esta reseña:
«el hiperrealismo es por naturaleza microscópico, milimétrico, y The Wire se mueve continuamente entre lo mínimo y lo máximo, quemando millas sin salir de Baltimore. Lo hace a través de la creación de una red. Una red que se expande, capítulo a capítulo, temporada a temporada, que va estableciendo links entre espacios y entre personajes, sin que ninguno de ellos sea central. Si se ha saqueado el capital simbólico que atesora Baltimore, si la ciudad entera es una sucesión de tensiones entre barrios degradados, barrios residenciales, barrios autistas y barrios en vías de especulación, la única forma de narrarlas es mediante esa red policéntrica, en cuya configuración cada encuentro entre personas y lugares suponga la creación de un pequeño centro, fugaz.» (Jorge Carrión, «The Wire: la red policéntrica», pág. 96).

Los autores de la serie, provenientes del periodismo y la literatura, han entrado de lleno, sin contemplaciones ni medias tintas, en los graves problemas de convivencia, seguridad, delincuencia y corrupción institucional (y de las costumbres) que envician las grandes ciudades contemporáneas. Como hilo conductor del malestar en la cultura urbana contemporánea, el narcotráfico y sus miserias fijan el eje transversal por el que transcurre el recorrido de las respectivas etapas. Pongamos que hablo de Baltimore.
Dividida en cinco temporadas, esta «novela visual», según la definición de su propio creador, David Simon, está ambientada en la principal ciudad post-industrial del Estado de Maryland. Pero, perfectamente, podría haberse situado en cualquier otra urbe mediana de Estados Unidos: St. Louis, Cleveland o Filadelfia, es un decir. Y, por qué no, también en Ámsterdam, Moscú, Río de Janeiro o Ciudad de México. Porque más allá de escenarios concretos, coordenadas geográficas determinadas y problemáticas específicas, la serie, muy ambiciosa en su concepción y propósito, apunta a asuntos generales, de naturaleza pública y privada, política y cultural, social y económica, que afectan a los ciudadanos de las sociedades modernas. David Simon ha resumido con suma concisión la sustancia de The Wire: «Es una serie sobre la Ciudad.» (pág. 12). 

No es de extrañar, por tanto, que la serie haya interesado a periodistas y a estudiosos del mundo audiovisual y cinematográfico, así como a profesores universitarios e investigadores de las ciencias sociales. A tales campos profesionales pertenece, justamente, el abanico de autores que firma el presente volumen. Y es que The Wire, sin exageración ninguna, representa todo un fenómeno televisivo y sociológico, al mismo tiempo.
Además de los capítulos dedicados a variadas aproximaciones teóricas a la serie, el libro incluye una extensa «Introducción» escrita por el alma mater de The Wire, David Simon. Allí explica los precedentes directos del proyecto, a saber, otras dos series de televisión: Homicide y The Corner, ésta última co-escrita con Ed Burns, antiguo detective de la policía de Baltimore. Simon detalla, asimismo, las razones principales que le llevaron a levantar esta magna epopeya de sesenta horas sobre la ciudad y sus circunstancias, así como los aspectos más novedosos que buscaron imprimir a la serie.
En la entrevista que concede al periodista y escritor Nick Hornby, insiste en la originalidad de su trabajo, abundando en los aspectos que lo diferencian del resto de productos del mismo género. De momento, el siguiente dato: «todos [los guionistas y productores ejecutivos de la serie] compartimos unos antecedentes que tienen que ver muy poco con Hollywood» (pág. 51). Los creadores de The Wire abordan el tema de la marginación ciudadana desde una voluntad de marginalidad intelectual.

El equipo que está detrás de The Wire, en su mayor parte, está formada por gente de Baltimore, conocedora del entorno urbano y de los tipos que son recreados en la pantalla. Más que hacer cine de ficción o de entretenimiento, su empeño —o mejor, su vocación— ha sido retratar la ciudad contemporánea y el progresivo deterioro ciudadano, radiografiar la entraña de un cuerpo social corroído por la desintegración y la corrupción en todos los órdenes.
No estamos, sin embargo, ante un documental. The Wire es una obra de creación muy ambiciosa, una producción cinematográfica (aunque en formato televisivo) de gran calidad. Escrita según el patrón de una novela, cada episodio de la serie funciona a la manera de un capítulo. El aliento que impulsa este fresco ciudadano remite, sin embargo, a un modelo literario más elevado: la tragedia. He aquí la declaración del propio David Simon:

 «nuestro modelo no es tan shakesperiano como otros productos de primera línea de la HBO. Los Soprano y Deadwood, dos series que por cierto admiro bastante, me recuerdan mucho a Macbeth, Ricardo III o Hamlet en el sentido de que hacen un particular hincapié en la angustia y maquinaciones de los personajes principales, Tony Soprano y Al Swearengen. […] Pero nosotros nos inspiramos en otro modelo anterior y menos elaborado: los griegos; es decir, que nuestra línea temática se abreva masivamente en Esquilo, Sófocles y Eurípides en cuanto que nuestros protagonistas están marcados por el destino y se enfrentan a un juego previamente amañado y a su radical condición de mortales. La mente moderna, en particular la occidental, encuentra anticuado algo desconcertante dicho fatalismo, me parece a mí.» (pág. 52).
El testimonio de Simon, acaso exagerado y petulante, está en línea con el tono «progresista» y «muy estupendo», «crítico» y «comprometido», que ilumina las explicaciones sobre su propio trabajo. Afortunadamente, este ansía de mensaje no se traslada explícitamente al desarrollo de la serie. Después de todo, la profesionalidad en el cine y la televisión producidos en Estados Unidos suele estar —en la mayoría de las ocasiones—por encima de otras consideraciones, por ejemplo, las políticas o ideológicas 

The Wire. 10 dosis de la mejor serie de la televisión no se olvida de la música de cabecera aunque más correcto sería decir «las cabeceras»:
«A lo largo de las cinco temporadas escucharemos la misma canción —«Way Down in the Hole», de Tom Waits, incluida en su álbum de 1987 Frank’s Wild Years— en diferentes versiones a cargo de The Blind Boys of Alabama, Tom Waits, los Neville Brothers, “DoMaJe” (grupo de cinco adolescentes de Baltimore), Steve Earle (quien también actúa en algunos episodios como el adicto en rehabilitación Walon)» (Rodrigo Fresán, «Baltimore Time», pág. 83).
La secuencia inicial de títulos de crédito ha sido concebida con un diseño distinto para cada temporada. Las imágenes que la hilvanan han sido extraídas de las correspondientes a cada season, a su específica ambientación y temática particular: el tráfico de drogas en las calles, el conflicto laboral y sindical en el ámbito portuario, la política y las instituciones, la escuela y el periodismo, respectivamente. Algún plano persiste en las cinco cabeceras. Por ejemplo, uno muy significativo: el del muchacho que lanza una piedra contra la cámara y parte el cristal del visor. ¿Cámara de seguridad? ¿Pantalla del televisor? ¿El rostro del espectador? ¿El ojo de Polifemo?
Quebrado el vidrio, la filmación no queda interrumpida. No puede haber metáfora más clara que resuma el sentido del destino y la fatalidad en esta serie coral, en la tragedia contemporánea The Wire.



14 comentarios:

  1. Acabo de volver y me encuentro con este comentario a, posiblemente, una de las series que más me han impactado en los últimos años.
    Comencé por el primer capítulo y ya no pude parar día tras día hasta completar las cinco temporadas.La temporada uno, dos y tres son una obra maestra. La cuarta y la quinta son geniales.
    Una serie que nadie se debe perder.
    Buena labor propagandística, amigo.
    Ah! en cuanto a la música, tengo el CD y me encanta oirla de vez en cuando, es una gozada.
    Un abrazote.

    ResponderEliminar
  2. Interesante entrada e interesante libro.

    Sigo el trabajo de Savid Simon porque creo que como guionista se ha atrevido a experimentar en determinados terrenos y ha salido con éxito del intento.

    En cuanto a lo que dice Simon de la influencia griega en sus trabajo y en otras series actuales, a mí me parece muy acertado. Una de las primeras entradas que escribí en mi blog trataba de el uso de la tragedia griega en The Shield...

    The Kill Point me parece otra serie en la que se muestra al hombre enfrentado a su destino y vencido por él.
    Es decir, más tragedia griega.

    En cuanto a Sons Of Anarchy, es evidente que el personaje de Jackson Teller es Hamlet. Y ¿qué es Hamlet, sino la fusión de dos personajes griegos: el deseo de venganza de Electra y la indecisión de Orestes?

    Podría seguir enumerando series que utilizan el modelo griego. No creo que deba extrañarnos: personalmente opino que, si se trata de contar historias, hay poco que no hayan inventado los griegos.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Es un placer, amigo Anro, tenerte de vuelta en el espacio bloguero.

    Empleas el verbo preciso para resumir la experiencia cinematográfica (ojo, no digo "televisiva") que representa "The Wire": "impactar". Mira que hay,últimamente, series TV de gran calidad, pero "The Wire" es, ciertamente, un caso especial: una serie impactante. Una forma de hacer cine/TV (oído cocina, ahora sí combino los términos) muy innovadora y que puede significar un punto de inflexión en ambos territorios artísticos. Una experiencia, desde luego, a visionar, pero también a examinar y a seguirle la pista.

    ¡Qué buenas las cinco versiones del mismo tema de Tom Waits que sirven de fondo musical a las respectivas cabeceras de la serie! ¿No te parece?

    Salucines

    ResponderEliminar
  4. Me gusta mucho, Guionista, tu comentario. Me informas de series valiosas de las que no tenía noticia, y estoy, además, muy de acuerdo con su contenido. Un contenido, en fin, que justifica el porqué de tu apellido/adjetivo...

    Dices: "hay poco que no hayan inventado los griegos". ¡Bravo! En otro lugar tengo escrito que "Todo está en los griegos". Y es que mi pasión por la Grecia clásica no tiene límite. Bueno sí la tiene: se extiende a la cultura greco-romana...

    No niego la base trágica que ilumina el trabajo de David Simon y cía. en "The Wire". De hecho, lo significo en el mismo título de la entrada. La estructura narrativa de la serie es novelesca, pero el aliento de la obra es, ciertamente, trágico; de tragedia griega, para mayor precisión. La atmósfera ambiental de fatalismo, el valor del heroísmo en los personajes, el sentido de la "energeia" y la fuerza de la acción en la serie, no se entienden sin esa inspiración de partida.

    Lo que no me agrada es que el "creador" de la serie presuma de su "creación". Y en el libro son constantes —y resultan agotadoras— la vanagloria y la afectación de Simon para que quede claro que él es más critico que nadie (no como los de Hollywood), más comprometido con la realidad que los demás y todo eso. Eso es todo.

    Salucines

    ResponderEliminar
  5. Interesante entrada e interesante libro.

    Sigo el trabajo de Savid Simon porque creo que como guionista se ha atrevido a experimentar en determinados terrenos y ha salido con éxito del intento.

    En cuanto a lo que dice Simon de la influencia griega en sus trabajo y en otras series actuales, a mí me parece muy acertado. Una de las primeras entradas que escribí en mi blog trataba de el uso de la tragedia griega en The Shield...

    The Kill Point me parece otra serie en la que se muestra al hombre enfrentado a su destino y vencido por él.
    Es decir, más tragedia griega.

    En cuanto a Sons Of Anarchy, es evidente que el personaje de Jackson Teller es Hamlet. Y ¿qué es Hamlet, sino la fusión de dos personajes griegos: el deseo de venganza de Electra y la indecisión de Orestes?

    Podría seguir enumerando series que utilizan el modelo griego. No creo que deba extrañarnos: personalmente opino que, si se trata de contar historias, hay poco que no hayan inventado los griegos.

    Saludos

    ResponderEliminar
  6. Me gusta mucho, Guionista, tu comentario. Me informas de series valiosas de las que no tenía noticia, y estoy, además, muy de acuerdo con su contenido. Un contenido, en fin, que justifica el porqué de tu apellido/adjetivo...

    Dices: "hay poco que no hayan inventado los griegos". ¡Bravo! En otro lugar tengo escrito que "Todo está en los griegos". Y es que mi pasión por la Grecia clásica no tiene límite. Bueno sí lo tiene: se extiende a la cultura greco-romana...

    No niego la base trágica que ilumina el trabajo de Simon y cía. en "The Wire". De hecho, lo significo en el mismo título de la entrada. La estructura narrativa de la serie es novelesca, pero el aliento de la obra es, ciertamente, trágico; de tragedia griega, para mayor precisión. Toda la atmósfera ambiental de fatalismo, el valor del heroísmo en los personajes, el sentido de la "energeia" y la fuerza de la acción, no se entienden sin esa inspiración de partida.

    Lo que no me agrada es que el "creador" de la serie presuma de su "creación". Y en el libro es constante (y resulta agotadora) la vanagloria y la afectación de David Simon, para que quede claro que él es más critico que nadie (no como los de Hollywood), más comprometido con la realidad y todo eso. Eso es todo.

    Salucines

    ResponderEliminar
  7. Cuando leo tus reseñas sobre las series de televisión que admiras me replanteo esa frase, ya clásica, de nuestro amado Fellini: "La televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural".
    Quizás debamos reinterpretar al maestro y entender esta frase obviando el significado más sencillo (televisión=empobrecimiento cultural) y lo debamos ver como un visión de futuro de una mente preclara que anticipó la debacle (en su calidad media) que sufre el cine actual respecto a la calidad pijante que presentan teleseries como estas...
    Guieme vd. con su sabiduría ;)

    PD ¿Qué tal por Cinecitta? Fascinante supongo.

    ResponderEliminar
  8. JAJAJA... releo y veo que escribí pijante en vez de pujante... Puedo prometer y prometo que no fue a posta. :D

    ResponderEliminar
  9. David: "The Wire", así como otras series aquí reseñadas, y estrictamente hablando, no "son televisión". Se programan y emiten en TV, lo mismo que muchas películas de cine... Y además en TV por cable (es decir, de pago), una forma de TV que no puede identificarse con la TV convencional, esto es, en abierto, gratis total y tal. No distinguir esto es perder de vista la perspectiva actual de las artes audiovisuales. David Simone explica bastante bien esta circunstancia en el libro que comento en la entrada.

    Yo, cada semana, echo un vistazo a los estrenos de cine y no puedo evitar el bostezo. Sin embargo, sigo revisionando cine clásico con avidez y descubriendo series TV de gran calidad.

    Sin ir más lejos, entre viaje y viaje, he comletado una miniserie de actualidad que me ha entusiasmado. Escribiré sobre ella pronto. Aquí, en Cinema Genovés.

    Salucines

    ResponderEliminar
  10. Pues mira, David, yo he escrito David "Simone" en lugar de David Simon, que es lo correcto. Esto nos pasa por saber, acaso, escribir, pero no mecanografiar...

    Salucines

    ResponderEliminar
  11. Bienvenido, Ivan, a Cinema Genovés, y gracias por tu comentario.

    Coincido con tu admiración por "The Wire". No por casualidad es considerada por muchos críticos y espectadores la mejor serie de televisión de todos los tiempos.

    Salucines

    ResponderEliminar
  12. Buenas tardes, Fernando. Hacía tiempo que no pasaba por tu blog. Pero te hice caso y he localizado la serie The Wire. Hoy la empezaré a ver. La verdad es que pinta bien. Ya te contaré mi primera impresión pero viniendo la recomendación de quien viene, seguro que no será errónea. Saludos.

    ResponderEliminar
  13. Hola, Paco. Adelante con "The Wire". No te defraudará. Pero, tómatelo con calma. Primero, porque el lenguaje narrativo de la serie es innovador y se sale de lo habitual. Segundo, porque hasta la segunda temporada, más o menos, no comienza, en realidad, a desarrollarse la trama. Paciencia, pues, y a disfrutarla.

    Salucines

    ResponderEliminar
  14. Bendita sea 'The Wire'!!!! Y pensar lo mucho que me costó empezar la serie.... Personajes inolvidables, lo más cercano a Shakespeare desde la televisión. Inolvidable!!!!

    ResponderEliminar