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lunes, 18 de marzo de 2013

ROUBEN MAMOULIAN REVELADO: LOVE ME TONIGHT (1932)



Título versión española: Ámame esta noche
Duración: 96 minutos
Dirección: Rouben Mamoulian
Guión: Samuel Hoffenstein, Waldemar Young, George Marion Jr.
Música: Richard Rodgers & Lorenz Hart
Fotografía: Victor Milner
Reparto: Maurice Chevalier, Jeanette MacDonald, Myrna Loy, Charlie Ruggles, Charles Butterworth, C. Aubrey Smith, Elizabeth Patterson
Producción: Paramount Pictures


De origen armenio, Rouben Mamoulian dio los primeros pasos en el mundo del espectáculo ejercitándose en el medio teatral, más en concreto, dirigiendo obras musicales en Londres. Fue tal la repercusión que tuvo su estreno en las tablas que muy pronto recibió la llamada de América. En Broadway dirige la versión para el escenario del clásico de los hermanos Gershwin, Porgy and Bess. Estamos en 1929. Ese mismo año, Mamoulian es contratado para realizar una película en Hollywood: Aplauso (Applause). Un musical. Diré más: un espléndido musical que aporta una nueva orientación estética y narrativa al género más vitalista y alegre de la historia del cine.


En ese punto arranca la brillante carrera cinematográfica de Mamoulian. Los dos rasgos principales de su personalidad artística ya están definidos: 1) el estilo rítmico y melodioso que imprime a sus películas; 2) la agudeza y la originalidad de la técnica a la hora de concebir la dirección y la puesta en escena.

«Prácticamente todos los géneros pasaron por sus manos, y si las cintas no se convirtieron en obras maestras, son en cualquier caso referencias insustituibles en el imaginario cinematográfico.

No obstante lo dicho, y a pesar de la pluralidad de géneros cinematográficos que abarcó, si hay un elemento presente en todos los films de Rouben Mamoulian, del primero al último, éste es la música. No hay película donde no nos encontremos con una canción aunque sea tarareada, una atracción que concite al público o un número musical propiamente dicho. Sucede desde el melodrama Applause (Aplauso, 1929) hasta el musical Silk Stockings. La música, es más, el ritmo, va a ser una característica determinante de la forma de hacer del director armenio, un ritmo sonoro, pero también visual, a través del montaje y de diversos elementos que riman dentro de cada película, trabándola y transformando la experiencia de su visionado en un espectáculo que, a pesar a veces de lo heterogéneo de los elementos, goza de una unidad y de una brillantez encomiables.»

JOSEP CARLES LAÍNEZ, «Rouben Mamoulian o del refinamiento», capítulo V del libro Hollywood revelado. Diez directores brillando en la penumbra (Coord. Fernando R. Genovés) (Ártica, 2012)

La filmografía del cineasta, aunque no muy extensa, no puede ser más sólida. En ella hallamos títulos tan sobresalientes como Las calles de la ciudad (City Streets, 1931); El hombre y el monstruo (Dr. Jekyll and Mr. Hyde, 1931); El cantar de los cantares (The Song of Songs) y La reina Cristina de Suecia (Queen Christina), ambas de 1933; Rings on Her Fingers (1942); La bella de Moscú (Silk Stockings, 1957), la última película íntegra que dirige.

No se olvide, en cualquier caso, de todo lo que pudo haber realizado y no llegó a consumar. Comenzó, por ejemplo a trabajar en tres películas celebradísimas, de las cuales fue despedido a las pocas semanas de rodaje, siendo sustituido por los directores que, finalmente, las concluyeron y firmaron. Me refiero nada menos que a Laura (1944, Otto Preminger), Corazón salvaje (Wild Heart, 1950, Michael Powell y Emeric Pressburger), Porgy and Bess (1959, Otto Preminger) y Cleopatra (1963, Joseph L. Mankiewicz). Ocioso asunto sería el especular sobre los presumibles resultados de haber podido terminar Mamoulian la faena, también en estos casos.


De entre todos sus films hay uno al que tengo especial querencia: Love me Tonight (Ámame esta noche, 1932). Una comedia musical realmente encantadora. Con un aire travieso a lo Lubitsch y la elegante ironía de un Leisen, la obra muestra, no obstante, todo el sabor del mejor cine de Mamoulian. La primera secuencia del film acaso pueda sintetizar mejor que nada la quintaesencia del hacer cinematográfico de este soberbio realizador:




Love me Tonight es un sencillo cuento de hadas, pero, al mismo tiempo, de una sencillez que conmueve y fascina de manera poderosa. En este film hay muchos elementos admirables: el cuidado de los detalles (la descripción de los personajes y ambientes en el palacio), el sutil contraste entre la condición castiza y el carácter canalla del sastrecillo impertinente Maurice Courtelin (Maurice Chevalier) frente a la delicadeza cenicienta de la Princesa Jeanette (Jeanette MacDonald), la irónica sagacidad, en fin, a la hora de narrar el cortejo amoroso de este galo tan galán en la corte marchita de la aristocracia decadente en que mora la virginal muchacha. Y es que Mamoulian, lo mismo que Lubitsch (europeos, al fin y al cabo), conocían de primera mano las rancias cepas de la vieja Europa.






El film cuenta, además de los protagonistas estelares, con unos actores de reparto de primera categoría: Charles Ruggles, C. Aubrey Smith, Charles Butterworth, Myrna Loy. Por su parte, los números musicales son de quitarse el sombrero, entre ellos escuchamos la conocida canción Isn't It Romantic?, la cual no sólo es cantada, sino que sirve además —del mismo modo que hemos visto en la referida secuencia inicial del film— como vehículo narrativo de una particular cadena de situaciones que todavía hoy nos deslumbra.



Una película para ver, disfrutar y amar. De día y de noche… 





2 comentarios:

  1. Hace tantísimos años que la ví, en la tele, en uno de aquellos ciclos de.... que apenas recuerdo nada de ella. Curiosamente, de Mamoulian siempre se me ocurre visualizar a la Garbo como Reina de Suecia, vestida de mancebo, pero nunca le recuerdo como autor de musicales y ahora has venido tú, Fernando, a sacarme de mi error. Gracias.

    Un abrazo.

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    1. Bueno, pues de eso se trataba y se trata en 'Hollywood revelado': de revelar... De sacar a la luz lo que para muchos estaba a oscuras o a media luz. Pues atentos todos, porque aún quedan más sorpresas...

      Gracias por el comentario, Josep.

      Salucines

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