Iniciamos hoy la entrada (valga la redundancia) de Cinema
Genovés, citando no un diálogo de cine, sino de la zarzuela. Para que no digan
que nos repetimos y siempre pensamos en lo mismo… Pertenece a la obra La Verbena de La Paloma, pero por
motivos que el lector descubrirá de inmediato, perfectamente podría
corresponder a La Revoltosa…
He aquí la conversación en cuestión (cántese
a viva voz).
Sebastián:
Pues el agua de Loeches es un bálsamo eficaz.
Hilarión: Hoy la
ciencia lo registra como muy perjudicial.
Sebastián: Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad.
Hilarión: ¡Es una brutalidad!
Sebastián: ¡Es una bestialidad!
Sebastián: Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad.
Hilarión: ¡Es una brutalidad!
Sebastián: ¡Es una bestialidad!
Del agua de Loeches no es, sin embargo, de lo que vamos a
platicar aquí. Tampoco de las ciencias. En esta ocasión, el protagonismo se lo
concedemos a las mujeres de armas tomar. En el cine y fuera del cine.
La era contemporánea es la era de la mujer. O al menos lo era. Según sostiene un sector representativo del movimiento de liberación de la mujer, las féminas tienen derecho a votar, igual que los varones. Y no sólo a votar, sino a todo lo demás. De este modo,
casi inevitable, el avance de las iniciativas liberadoras tuvo desde el principio una
perspectiva mimética. Para los sectores, dicen, más radicales del movimiento, el plan
consistía en ponerse en el lugar del hombre… En ponerse los pantalones. En ser iguales. En no
ser menos que ellos. Que nosotros, quiero decir.
Sin embargo, este objetivo condujo a que las damas, a veces, rivalizasen entre sí.
Y, ay, de aquellos que se negasen a aceptar el nuevo rumbo
de los tiempos.
Aunque, bien es verdad, el tema parece venir de antiguo…
En fin, los tiempos cambian que es una barbaridad.
Pero, hablemos de cine. O, mejor todavía, vayamos al cine. Desde la
perspectiva del séptimo arte —aunque no sólo desde ésta—, la mujer ha visto crecer
su influencia frente al hombre, el cual sin remedio se ha rendido a sus pies. A
ver, a ver, quién dirige a quién...
Jeanne Eagels en The Letter (1929)
Joan Crawford en Our Blushing Brides (1930)
Bette Davis en la nueva versión de La carta (The Letter, 1940)
Jane Greer en Out of the Past (1947)
Shelley Winters
Peggy Cummins en Gun Crazy (1950)
Gloria Ghahane en Big Heat (1953)
Monica Vitti en La ragazza con la pistola (1968)
Rachel Welch (hace falta añadir algo más...)
Scarlett Johanson en la segunta parte de Iron Man
Angeline Jolie en... forma
En algunas ocasiones, las armas de mujer no son demasiado peligrosas. Sea como fuere, cuidado, amigos, con las mujeres...
Y esto es todo, amigas. ¿Os ha gustado el reportaje...?
¡Es una brutalidad...! ¡Es una bestialidad!
Está muy chulo, Fernando, sin armas tomar y con toda su "mala follá" , como dicen en granada, yo creo que la Hepburn no tuvo rival (Digo sin armas, que todas pas películas que reseñas me parecen magníficas. De las apuntadas me quedo con Peggy Cummings , que se ponía muy cachonda con las pistolas...
ResponderEliminarSaludos
Roy
Sí, en efecto, amigo Roy, la Hepburn no necesitaba un arma para ponerse chula...
EliminarY de acuerdo con el fotograma de la Cummings. Soy un entusiasta de la peli Gun Crazy.
Salucines
Excelente galería fotográfica, compa Fernando: completa, divertida, deslumbrante… Sobre la posición de la mujer en el cine, creo que dista aún mucho de poder considerarse equiparada a la del hombre (salvo en esos contadísimos casos que vendrían más a confirmar la regla que a contradecirla…), pero es cuestión de seguir caminando. Todo se andará…
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y buena semana.
Gracias, Manuel. Completa, completa... no es la galería, porque habría muchísimos más casos que traer a escena. Pero, en fin, se trata de un juego, y nada más.
EliminarSalucines
Muy buenas referencias cinematográficas y unas fotos inmejorables, creo que queda claro quien dirige a quien.
ResponderEliminarPero que conste que vosotros os dejais ;)
Muy bueno fernando, saludos.
LOLA.
Gracias, Lola. Y a sus órdenes...
EliminarEn cualquier caso, nuestra resistencia es pasiva, y poco más...
Salucines
Nos ha gustado :-D ¿ qué más se puede añadir a unas imágenes como éstas ?
ResponderEliminarSaludos :-)
Gracias, abril, por tu comentario. Y gracias también por conservar el sentido del humor. ¡Qué sería de nosotros (y de vosotras...) sin él!
EliminarSalucines
Magnífica exhibición fotográfica, Sr. Genovés!!
ResponderEliminarYo añadiría a mi querida Escarlata deshaciéndose de ese desertor yanki que osó poner sus pies en la sagrada tierra de Tara...
La foto de Buster Keaton me encanta, ¿de qué película es?
Estos "Montajes paralelos" cobran verdadera dimensión con vuestras aportaciones y sugerencias, amiga Mara.
EliminarScarlata..., claro.¡Qué personaje tan bien construido! Fíjate que, aunque tiene un giro en su actitud, y ese arranque de coraje y decisión que comentas (porque nunca jamás volverá a pasar hambre...), después de todo, la naturaleza de la persona al final se impone, y todo vuelve a su lugar. Mañana será otro día...
Salucines
Cualquiera dice nada que ofender pueda, amigo Fernando, después de ver la colección que presentas: me llevaría a cenar a la Welch ahora mismo, pero la verdad es que ardo en deseos de repasar las maldades femeninas de La carta y más ahora que, gracias a tí, compruebo que la de la Davis es la segunda. Mal lo tengo, porque si no encuentro una en condiciones, a ver cómo encuentro las dos....
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, amigo Josep, pues a por las cartas. Al fin y al cabo, el cartero siempre llama dos veces...
EliminarSalucines