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lunes, 21 de mayo de 2012

TUCKER, EL HOMBRE Y SU SUEÑO (1988)


Título original: Tucker: the Man and His Dream
Año: 1988
Duración: 130 minutos
Nacionalidad: Estados Unidos
Director: Francis Ford Coppola
Guión: Arnold Schulman, David Seidler
Música: Joe Jackson
Fotografía: Vittorio Storaro
Reparto: Jeff Bridges, Joan Allen, Christian Slater, Martin Landau, Frederic Forrest, Lloyd Bridges, Dean Stockwell, Sophia Coppola
Producción: Paramount Pictures / Lucas Films


Formulo a los amigos y visitantes de Cinema Genovés una cuestión muy concisa. Algo así como un juego. Si fácil o difícil de responder, se verá. Yo digo un nombre y ustedes, a continuación, los restantes: diez títulos en los que la imagen del empresario o emprendedor quede bien parada, en los que sea el héroe de la película. Es decir, que no aparezca, como es habitual, haciendo de explotador y sanguijuela, de egoísta y marrullero, de brutal e insensible, de una mala persona, en fin, que no piensa en otra cosa que no sea ganar dinero, y nada más. Atributos notorios que los diferencia del resto del mundo…

¡Venga, a jugar…! Yo digo, Tucker, el hombre y su sueño. Diez, diez, diez, respondan de una vez. [Silencio]. Ánimo, diez…  [Silencio]. Bueno, dejémoslo en cinco. [Silencio] ¿He dicho «cinco»? Vale, me basta con uno. Ya está… ¿Por qué sucederá tal cosa?

Esta juguetona presentación hace ocioso inquirir a continuación por qué esta cinta de Francis Ford Coppola suele citarse tan poco, una cinta en la que, vale decir, el añadido de «Ford» remite en esta ocasión tanto al más grande director de cine de todos los tiempos (John) cuanto al célebre fabricante norteamericano de automóviles (Henry). 



[Voz en off]

«TUCKER, EL HOMBRE Y SU SUEÑO. Es posible que nunca haya oído hablar de Preston Thomas Tucker... Soñador. Inventor. Visionario. Un hombre adelantado a su tiempo. Bonito, ¿verdad? El coche del Sr. Tucker lo tiene todo...Ventanas de seguridad, Motor trasero. Oh, pero me estoy adelantando a mi historia…»


Recién acabada la Segunda Guerra Mundial, Preston Tucker, ingeniero, empresario, emprendedor, tiene un sueño. Tras la estela de Benjamin Franklin, Alba Edison y Howard Hughes, entre otros, Tucker anhela fabricar un coche como no se haya hecho jamás antes. Un automóvil de diseño revolucionario, seguro para los ocupantes y barato. He aquí el sueño. He aquí el delito. Ecce homo.

No al final del proyecto, mas sí al inicio, hay un verdadero tesoro: ideas, voluntad y esfuerzo; espíritu de trabajo en equipo; la familia y todos aquellos locos idealistas que estén dispuestos a producir estos locos cacharros. Unos valores tradicionales alentados por el sentido de la independencia y el individualismo. ¿Me siguen...?



Como no podía esperarse lo contrario, este sueño se enfrenta a unos poderes muy factuales y efectivos: las grandes marcas de Detroit, beneficiadas por el poder político en Washington. Si quieres patentes, materias primas para producir, financiación, debes pagar la cuota correspondiente a la clase política que vigila por el bien público y tal. Toda la fuerza y la coacción del Estado caerán sobre ti, si pretendes ir por libre… Esto ocurría ayer y esto ocurre hoy en el viejo mundo y también en el nuevo mundo. Aunque, por lo menos, en América surgen, de vez en cuando, hombres como Tucker, dispuestos a defender sus derechos, no simplemente a exigirlos. Hombres también como Francis Ford Coppola.

A ningún buen observador se le escapa el dato de que Coppola está llevando aquí a la pantalla su propia vida, su propio sueño. Igualmente, como los grandes creadores, es megalómano, ambicioso, innovador, temerario, decidido. Juega al cine y arriesga. No con el dinero de los demás, del contribuyente, sino con el suyo propio. Ganas o pierdes. He aquí la apuesta. Coppola se juega la propia productora —Zoetrope —, quebrada tras el fracaso estrepitoso de Corazonada (One from the Heart, 1982).



En Tucker, está Francis, soñador y quijote. En Tucker, está Ford, rodeado de la familia, la pequeña comunidad, el equipo fiel, resistiendo los ataques de los «salvajes», los arribistas, los pendencieros, la gente sin escrúpulos; y aquí tienen un papel que cumplir (al que homenajear) miembros de la familia: Sofia, hija del director, y Lloyd Bridges (Senador Homer Ferguson), padre del actor protagonista, Jeff Bridges (Preston Tucker). Y en Tucker, está Coppola, dirigiendo con garra, imaginación y brillantez la épica y la tragedia del héroe.

No se pierda este film, quien todavía no lo haya visionado. Una película basada en hechos reales. Y no estoy hablando ahora de Francis Coppola. Más Ford que nunca…



 DIÁLOGOS Y TÍTULOS FINALES (NO PERDERSE TAMPOCO LOS DE CRÉDITO, CON FOTOGRAFÍAS DEL TUCKER REAL)

Abe (Martin Landau).- La compañía Tucker Motor está muerta. Nunca serán hechos más coches.
Tucker.- Los hicimos.
Abe.- Cincuenta.
Tucker.- Bien, ¿cuál es la diferencia, cincuenta o cincuenta millones? Es solamente maquinaria. La idea es lo que cuenta, Abe...Y el sueño.
Eddie (Frederick Forrest)- ¿Qué harás ahora?
Tucker- Si pudiera entender cómo hacer estas neveras de queroseno lo suficientemente baratas para que la gente pobre pueda permitírselas. Lo suficientemente grandes para dos botellas de leche. Eso es todo. Para que sus niños no tengan raquitismo, ¿ves? ¡Sujeta a ese tigre!
Todos.- ¡Sujeta a ese tigre! ¡Sujeta a ese tigre! [Sólo viendo la película puede entenderse este «grito de guerra»]


[Voz en off]

«A pesar de que solo se produjeron cincuenta Tuckers, cuarenta y seis de ellos funcionan. Las innovaciones aerodinámicas de Tucker, el acolchado, las ventanas de seguridad, los cinturones de seguridad, la inyección de combustible y los frenos de disco, fueron adoptados por Detroit y se encuentran en los carros actuales. Preston Tucker murió seis años después del juicio, pero sus ideas vivirán por siempre.»







16 comentarios:

  1. Me encanta Tucker, siempre la he valorado, y siempre la he visto como una "especie" de biografía, de un camino paralelo ,que recorrió el propio Coppola, creo que el personaje y sus ambiciones se identifica bastante con su director.
    Además no olvidemos que los "Tucker" existieron realmente, aún hay alguno por ahí, con piezas cotizadísimas entre los adinerados coleccionistas de autos. Si alguno está interesado en ver un flamante vehículo, además de los que ha puesto Fernando, en este enlace puede verse como su linea de diseño.
    Otra injusta y gran película olvidada.

    http://auto.howstuffworks.com/tucker-cars.htm

    Saludos

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  2. Me complace, amigo Roy, que compartamos el mismo gusto por este magnífico film. Y sí, en efecto, hay mucho de Coppola en el personaje de "Tucker". Pero, también en el Padrino o en el Kurtz de "Apocalipse Now". Tal es la personalidad de este extraordinario director. El mismo Coppola se hizo con un vehículo "Tucker" y lo cuida como oro en paño.

    Gracias por el enlace.

    Salucines

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  3. Pues No he visto Tucker Fernando, y me han entrado ganas de verla, de verdad. Me ha traído a la memoria una película que vi hace poco llamada "Destellos de genio" en la que Greg Kinnear se enfrentaba a la industria automovilística porque le habían usurpado un artilugio que él previamente había patentado.

    Es cierto que la figura del empresario normalmente no sale muy bien parada, pero a los americanos sí que les gusta ese perfil, el del hombre carismático que se empeña en algo casi imposible a priori, una especie de héroe cotidiano y concienzudo.

    Y respecto al "un, dos, tres, responda otra vez..." de empresarios heroicos en el cine, a bote pronto se me ocurre Schindler y su lista, más héroe que ése ninguno, no?

    Uff, no me enrollo más,

    Un saludo.

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    1. "Tucker", Mara, es un film "extraordinario", no sólo por su defensa del espíritu emprendedor, que se sale de lo corriente, sino en el sentido también de film de gran calidad.

      "Destellos de genio" no la he visto. Pero, "La lista de Schlinder"... El personaje es señalado en la película por sus "valores humanitarios", no empresariales, ¿no crees? En fín, ¿probamos otra vez?

      Salucines

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  4. Hola:

    para tu reto no sé si te vale "Qué bello es vivir", ahora no se me ocurren más pero americanas clásicas seguro que las hay. Ya lo pensaré.

    Saludos

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    1. No es un reto fácil, ¿verdad, Sergio?

      Hombre, "¡Qué bello es vivir!" sería a mi entender todo lo opuesto a la defensa del espíritu empresarial. ¡Eso en Capra sería imposible! Este clásico "navideño" está en la línea del New Deal de F. D. Roosevelt y de la política expansiva del crédito. ¡Si el film es una apología de los créditos "subprime"!

      Lo siento, amigo, responde otra vez...

      Salucines

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  5. Ya, claro, pero es que entonces tú mismo acotas la definición de "espíritu empresarial" a las sanguijuelas, jaja. Existen nuevos paradigmas empresariales de tipo humanista, con sus trabajdores y sus clientes, y orientados a un beneficio sostenido. La idea es no matar a la gallina de los huevos de oro y a trabajadores más motivados y contentos y clientes más felices mejores y más duraderos beneficios. Y la idea es que esa empresa habita en una sociedad que tiene que funcionar y habita entre personas que tienen que tirar adelante sus vidas. Muy Capra.

    Saludos amistosos de uno que sí cree firmemente en la actividad empresarial a pesar de tener una ideología izquierdosa :-)

    Sergio

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    1. Bueno sí, Sergio, pero Capra es el paradigma del "buenismo" cinematográfico, y así no hay empresa que valga...

      Salucines

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  6. La película está muy bien. Recuerdo ciertas imágenes muy oníricas, en sintonía con el tema de la cinta: el sueño de un emprendedor. Y Bridges hace uno de sus mejores papeles, llenando la pantalla con su verborrea comercial.
    Saludos!

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    1. Oníricas, has dicho, o irónicas... En cualquier caso, Ethan, quien lleva en el film la "verborrea comercial" (según tu expresión) es el personaje que interpreta Martin Landau, no Tucker (Jeff Bridges), quien se dedica a crear y a hacer realidad su sueño...

      Salucines

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  7. Sí señor: totalmente de acuerdo contigo, Fernando, en todo. Tuve la suerte de ver esa película en el cine y con una buena pantalla y disfruté de lo lindo.

    Me impactó mucho más el trabajo de Martin Landau que el de Bridges, francamente, pero la labor de Coppola me pareció estupenda, aunque yo a Coppola lo tengo por genio y me encanta casi todo lo que ha hecho y he visto.

    Un abrazo.

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    1. Pues sí, Josep, con este título Coppola revitalizó su carrera. Se nota que hizo su trabajo con cabeza y con corazón. Y el resultado es espléndido.

      Creo justo resaltar, asimismo, la interpretación de Dean Stockwell en el papel de Howard Hughes. Pocos minutos de intervención, pero intensos, en una secuencia crucial para entender el sentido de la historia.

      Salucines

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  8. No soy aficionado al mundo del motor y las glorias de Fernando Alonso y cia me dejan en la más absoluta indiferencia, pero si hay algo me gusta es el buen cine, y de eso F.F. Coppola sabe un rato.
    Así lo demuestra en Tucker una buena película, que suele pasar desapercibida en esa filmografía llena de exitos y con algún que otro escandaloso fracaso, modesta Tucker pero muy bien realizada por el autor de los Padrinos y con un gran reparto encabezado por un gran Jeff Bridges magníficamente secundado por Landau y Joan Allen.

    Salucines y muy buena entrada.

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    1. Dices una gran verdad, amigo David. A un verdadero aficionado al cine, lo que menos le preocupa es si una película "va" de coches, de indios o de toros. Lo que le interesa de veras es el buen cine. Y en Tucker hay cine de primera. Vaya que sí...

      Salucines

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  9. El gran acierto de esta película es la dirección, Bridges está en su papel (¿se nota que no me gusta demasiado?). La vi cuando se estrenó y me encantó la ambientación y los decorados junto a un iluminación que destacaba poderosamente los colores, como si fuera un sueño.......

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    1. Son muchos, Cristina, los aciertos que, a mi juicio, tiene el film "Tucker". Has señalado algunos de ellos. Pero, vamos a darle nombre propio en un caso muy especial: Vittorio Storaro. Tanto los interiores como los exteriores los ilumina y fotografía con una pericia que maravilla...

      Salucines

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