Páginas

lunes, 30 de abril de 2012

EN EL PRINCIPIO, FUE LA LUZ


Light in the Dark (1922). Director: Clarence Brown.
Fotografía: Alfred Ortlieb

«¡Luces! ¡Cámara! ¡Acción!» Con estas tres mágicas palabras, y por este orden, comienza el milagro del cine. Un milagro que se renueva en cada película, en cada filmación, en cada nuevo rodaje. No es una secuencia casual. El encadenamiento tiene un profundo sentido y una clara significación. Porque… en el principio del cine, fue la luz. 

Escuchen, fíjense en las imágenes de la etapa silente del cine. En especial, en las mejores películas de este periodo del Séptimo Arte. El protagonista principal es la luz. Los héroes que hicieron posible el prodigio de capturar la luz en el fotograma, haciendo con ello un trabajo artístico, son los directores de fotografía («cinematographers» en inglés).

 His Mystery Girl (1923). Director: Robert F. Hill
Fotografía: William Thornley

En inglés, las frases suenan distintas, ¿verdad? Por ejemplo, en Estados Unidos, y el resto de los países angloparlantes, emplean la expresión descriptiva «Directed by» para identificar, en los créditos de una película, al director, al realizador, al «filmmaker». En Europa, en cambio, se dice (tradúzcase a las respectivas lenguas) «Una película de…». La diferencia salta a la vista: «de» en lugar de «por». Cuestión de preposiciones. Y algo más. «De», en el primer uso que acepta la Real Academia Española de la Lengua, «denota posesión o pertenencia». Algo tendrá que ver con esto la política (la etiqueta) de «cine de autor», vigente en el Viejo Continente . 

Para la concepción europea del cine, el director es el factótum, el demiurgo, el creador de un film. Para la perspectiva norteamericana, el cine es, por el contrario y por encima de todo, una industria, un trabajo de equipo, un negocio. Así se entendió desde los primitivos set de rodaje en los tiempos de Edison, en el esplendor de los Estudios de Hollywood y, de modo algo renqueante, también en nuestros días.

Estudios Edison, Bronx, Nueva York, principios s. XX

Desde los años 60 la situación ha cambiado, aunque la perspectiva sigue vigente. En la era dorada del cine, las productoras de Hollywood intentaron hacerse con los mejores directores del mundo, pero, asimismo, con los técnicos más renombrados y competentes. Entre ellos, los directores de fotografía. En no pocos casos, la labor que realizan en los films resulta tan destacada que no sería injusto afirmar que el producto es más de ellos que del director. 

Y lo mismo que decimos de los cinematographers podría decirse también de los otros técnicos: dirección artística y decorados, vestuario, música, etcétera. Pero, ahora estamos hablando de los directores de fotografía.

Hayan trabajado o no en Hollywood, son especialmente renombrados los siguientes maestros de la luz: Gregg Toland, Karl Freund, Jack Cardiff, George J. Folsey, Harold Rosson, Frederick Young, Joe MacDonald, Charles Lang, Néstor Almendros, Gordon Willis, Vittorio Storaro, John Alcott, Luis Cuadrado. 


Avaricia (Greed, 1924). Director: Erich von Stroheim.
Fotografía: William H. Daniels

Hoy, en fin, estamos homenajeando en nuestro espacio a tres grandes artistas, tal vez menos conocidos que los ya citados, aunque no menos importantes: Alfred Ortlieb William Thornley, William H. Daniels. No les voy a contar su vida y obra. Por los hechos, los conoceréis. Y en sus nombres están los enlaces oportunos para quien desee más información. En Cinema Genovés no hemos limitado esta semana a recoger algunas muestras de su talento. Y es que una imagen vale más…


10 comentarios:

  1. Menudo lote que incluyes, yo también creo que son los mejores, si no se nos escapa ninguno.Estupenda la entrada y las fotos.

    Saludos
    Roy

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguro que sí, Roy. Seguro que más de un gran director de fotografía se nos ha escapado. A ver si aparecen por algún sitio...

      Salucines

      Eliminar
  2. Repasando los curriculums de los tres creo que sólo he visto películas de William H.Daniels. Y maravillosas.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hombre, Sergio, de William H. Daniels habrás visto decenas de películas de primera categoría. Basta repasar su filmografía como director de fotografía para comprobarlo. Durante varias décadas fue pieza clave de la M-G-M. Amén de muchos más trabajos para otros estudios.

      Salucines

      Eliminar
  3. Sí, sí, quería decir que no he visto películas de los otros dos, pero de Daniels he visto bastantes.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues, de entre ésas, Sergio, especialmente The Light in the Dark (1922), film dirigido por Clarence Brown que encabeza esta entrada, y con fotografía de Ortlieb, es altamente recomendable.

      Salucines

      Eliminar
  4. Me pasa lo mismo que a Sergio, de los tres directores de fotografía que reivindicas sólo conozco el trabajo de W. H. Daniels. La verdad es que en su currículum hay unas cuantas películas de primerísimo nivel y con una fotografía acorde al mismo; sus trabajos con Mann, Dassin, Lubitsch, Cukor... y nada menos que "La conquista del Oeste".

    Aprovechando tu luminosa entrada reivindicaré el trabajo de otros tres maestros de la luz que siempre me han gustado: Arthur Edeson (Casablanca, El Halcón Maltés, Rebelión a Bordo, Sin Novedad en el frente), Ernst Laszlo (Traidor en el Infierno, Vera Cruz, Mientras NY duerme, El último atardecer, Vencedores y Vencidos) y Jack Green (Sin Perdon, Bird, Cazador Blanco Corazón Negro... y otras joyas del cine de Eastwood).

    Salucines

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cierto, amigo David, la aportación al cine de Daniels es impresionante. No olvides que fue, asimismo, colaborador asiduo de Clarence Brown.

      Gracias, en fin, por añadir más "leños" con los que avivar el fuego luminoso... de esta entrada.

      Salucines

      Eliminar
  5. Creo que aciertas de pleno en la diferencia que observas entre el cine americano y el europeo, en el que la figura del director tiene una supremacía que al otro lado del Atlántico en muchas ocasiones debe compartir con el productor sintiéndose además deudor de ése personaje que hoy nos traes con muy buen criterio, el camarógrafo, el maestro de la luz. Como aficionado a la fotografía que -también- soy, me fijo bastante en el detalle y aunque los nombres se me olvidan fácilmente, añadiría a Rudolph Maté en esa lista de la vieja escuela...

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues bien, creo que ya es hora de sacar a la luz todos esos grandes artistas, sin los cuales el (buen) cine no es posible. Solapados como están por la política del "auteur". No por los directores, ojo.

      Era justo, pues, que empezásemos por la fotografía. Pero habrá que seguir el rescate...

      Salucines

      Eliminar