Título original: Rogue Cop
Año: 1954
Duración: 92 minutos
Nacionalidad: Estados Unidos
Director: Roy Rowland
Guión: Sydney Boehm, a partir de la
novela de William P. McGivern
Música: Jeff Alexander
Fotografía:
John F. Seitz
Reparto:
Robert Taylor, Janet Leigh, George Raft, Steve Forrest, Anne Francis, Robert
Ellenstein
Producción: Metro-Goldwyn-Mayer
Prisionero de su traición, film dirigido por Roy Rowland en 1954, puede ser glosado
en bastantes aspectos como un antecedente notable de una película
sobresaliente, como es Chicago, años 30 (Party Girl, 1958, Nicholas Ray). Las
comparaciones son, ciertamente, ociosas, pero asimismo inevitables. Traemos
esta semana a Cinema Genovés un
título que, entre el género de gangsters y el policiaco, comparte con su digno
pariente fílmico (no diré «secuela» ni «remake»), otros puntos en común. De
entrada, el protagonista masculino principal está encarnado en ambos casos por Robert Taylor. Las protagonistas femeninas, por su parte, interpretan a
coristas que hacen pluriempleo ejerciendo de party girls. No respondían entonces al nombre de Cyd Charisse, pero sí al de Janet Leigh y Anne Francis, quienes también componen una buena carta de
presentación.
El capo mafioso en el título de Ray lo lleva adelante con su energía habitual Lee J.
Coob. Pero, atentos al dato, en Prisionero
de su traición podemos disfrutar de la presencia del mítico George Raft en dicho rol.
También en cuanto a la trama hay un hilo conductor
común: el personaje interpretado por Robert Taylor (sargento de policía en Rogue Cop y abogado en Party Girl) es un tipo cínico y amargado
que, deseando tener poder, dinero y, sobre todo, ser respetado (término clave,
«respeto», en el mundo del hampa), opta por corromperse y ponerse a las órdenes
de la organización mafiosa dominante en su ciudad, sea Nueva York o Chicago. Finalmente,
decide liberarse de la servidumbre
criminal, plantando cara a los matones de rompe y rasga, quienes en el
primer caso toman al hermano (policía íntegro) y en el segundo a la novia del protagonista como víctimas
propiciatorias que aseguren la lealtad de éste.
A muchos aficionados al cine
probablemente no les diga mucho el nombre de Roy Rowland. Ciertamente, no hablamos
de un director-estrella ni de un cineasta de primera fila, pero sí de un filmmaker de esa estirpe que algunos con
suma displicencia calificarían de «artesano» a nómina de los estudios, como si
ello fuese constitutivo de delito o un demérito. Sea como fuere, sin realizadores de esta categoría el cine
de Hollywood no sería lo que fue: la fábrica de sueños por excelencia y la mayor
industria del entretenimiento del siglo XX.
Ninguna de las cintas dirigidas por
Rowland se verán citadas en un Top Ten (ni siquiera un hipotético Top Hundred…)
de Mejores Películas de la Historia del Cine. Aun así, profesional que estuvo
más de veinte años en los platós, firma títulos de todo género (western,
policiaco, comedia musical, péplum, piratas, fantástico, etcétera) y en su
mayor parte bastante apreciables. Uno de los más logrados de su carrera
profesional es, a mi parecer, Prisionero
de traición (1954). Película muy recomendable y no sólo por aquello de
hacer comparaciones…
Qué necesarios y poco reconocidos los directores a nómina de los estudios. Conocía a Rowland por - si la memoria no me falla - alguna película de la Stanwyck, pero confieso que ésta del que fuera su marido no la conozco, así que tomamos nota.
ResponderEliminarSalucines
Muy cierto, amigo deWitt. Esta estirpe de realizadores "de segunda fila" es la que hizo de verdad el viejo Hollywood. A ti que te gusta el género fantasía/fantástico te recomiendo este peli dirigida por Rowland: 'Los 5.000 dedos del Dr. T'.
EliminarSalucines