Título versión original: Extremely Loud and Incredibly Close
Año: 2011
Duración: 129 minutos
Nacionalidad: Estados Unidos
Director: Stephen Daldry
Guión: Eric Roth, basado en la novela Jonathan Safran Foe
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Chris Menges
Reparto: Thomas Horn, Tom Hanks, Sandra Bullock, Max Von Sydow, Viola
Davis, Jeffrey Wright, John Goodman, Zoe Caldwell, Adrian Martinez
Producción: Warner Bros. Pictures
En septiembre de 2011, autopubliqué el libro Cine, espectáculo y 11-S,
posteriormente reeditado y permanentemente revisado, dado el objetivo central
del mismo: reseñar y analizar el
tratamiento dado, en los medios de comunicación, en general, y el cine, en
particular, a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos de América,
si bien de manera no exhaustiva, al tratarse de un ensayo y no de una
enciclopedia o una historia general del asunto. No obstante, es mi intención
mantener actualizado con regularidad el registro de títulos visionados y examinados, con vistas a próximas reediciones.
Pues bien, justamente del año 2011 es la producción de Warner Bros (en
colaboración con Paramount) Tan fuerte, tan cerca (Extremely
Loud and Incredibly Close), dirigida por el cineasta británico Stephen Daldry, responsable artístico
de algunos films destacados: Billy Elliot (2000), Las
horas (2002), The Reader (El lector, 2008). Película estrenada diez años después del
día de la vesania (el protagonista
de la película denomina la jornada aciaga «the
worst day» [«el peor día»]), Tan fuerte,
tan cerca lleva a cabo un acercamiento dramático y muy emotivo a la
dura experiencia de sobrellevar una penalidad (personal y social) de este
calibre. No con el propósito de hurgar en
la herida ni menos aún de recrearse en la tragedia, sino de proponer un modo
digno y positivo de poner fin al duelo. Lo cual no supone olvidar a los muertos, ni
perdonar a los culpables de la fechoría, mas sí ponderar cómo y cuándo dejar atrás y superar la angustia y el trauma, la rabia y
el dolor paralizante, haciendo posible que los vivos (los supervivientes) puedan seguir adelante.
La odisea del protagonista (héroe odiseo
que después de la batalla, vuelve al hogar) tiene un sentido particular y
concreto, no abstracto ni indeterminado, aunque sí simbólico. Oskar Schell (Thomas Horn), muchacho de nueve años, siente cómo el 11 de septiembre de 2001 el cielo y la inocencia caen sobre él, con estrépito y crudeza, convirtiéndose en polvo. Su
padre (Tom Hanks) es una de las
víctimas del ataque criminal contra las Torres Gemelas. El «peor día» cesan las
actividades escolares nada más tenerse noticias de los atentados, y Oskar
regresa a casa. El portero del edificio (John
Goodman) le pone al día de la enormidad de la catástrofe, informándole, asimismo, que sus padres
todavía no han llegado. Penetra en el apartamento, ahora vacío. Enciende maquinalmente el televisor, escucha las noticias y teme lo peor. De pronto, suena el
teléfono. Aterrado, no sabe qué hacer, quedando paralizado. Poco después, observa que en el contestador hay seis
mensajes, y los escucha. Todos son del padre. Desea saber cómo están la madre (Sandra Bullock) y el hijo, y
que él, bueno, se encuentra bien, los bomberos acaban de informar que
van a sacarles pronto del edificio en llamas, que no se preocupen, que todo irá bien,
que… El mensaje número seis termina cortándose bruscamente la comunicación.
El resto es silencio y desolación. Oskar amaba a su padre, quien,
sabedor de la extraordinaria inteligencia del chaval, estimulaba su
inteligencia animándole a no dejar nunca de buscar, de investigar, de averiguar
(oportunos y medidos flashbacks ponen
al corriente al espectador de la situación). Cegado por el dolor y la desesperación, Oskar culpa a la madre del drama familiar.
Aturdida a su vez, ella no consigue explicarle por qué el padre del muchacho ha muerto ni por
qué se ha oficiado el entierro con un ataúd vacío (víctima pulverizada, no
hay cuerpo ni restos que identifiquen al finado).
Un día, Oskar encuentra en la habitación del padre, por accidente, una llave
dentro de un sobre (escrita la palabra «Black»), guardado en el interior de un
jarrón. En la llave puede estar la clave del caso, piensa el niño. Sólo es preciso encontrar la cerradura que
permita la salida del laberinto, una respuesta al silencio de la muerte.
Comienza en ese momento una búsqueda frenética por los barrios de la ciudad, visitando a aquellos que respondan al apellido Black. A la exploración,
que proporciona un fresco humano y social del Nueva York post-11/S, se suma temporalmente
un compañero de fatigas, quien carga asimismo con su propio pasado de dolor y misterio. Se trata del
viejo inquilino de origen extranjero (Max
Von Sydow) que reside en la vivienda de la abuela de Oskar. Mudo, se
comunica con el muchacho por medio de breves mensajes, de notas escritas en un bloc y, sobre todo, de sentimientos. Pero, es Oskar quien, finalmente, encontrará la salida.
Conmovedora película acerca de silencios y gritos, vida y muerte, memoria y
olvido, miedos y certezas, inocencia y culpabilidad, soledades y reencuentros,
sobre la búsqueda de uno mismo en la ciudad de cenizas que, a pesar de todo, volverá a renacer. Un trabajo que cuenta con magníficas interpretaciones, y narrado con
oficio y sensibilidad; aunque acaso se exceda en el metraje: en 90 minutos,
podía contarse lo que en la versión estrenada se extiende durante más de dos horas de
proyección. Película sincera y honesta, con todo, fue recibida por la crítica oficial
con displicencia, cuando no con desprecio.
La
Academia de Hollywood le concedió dos nominaciones (Mejor Película y Mejor Actor de Reparto [Max Von Sydow]) a los Oscar correspondientes a la edición del año 2012, decisión que
encolerizó a gran parte de los sindicatos de directores, actores y demás
miembros del ramo por juzgar la película sensiblera ¡y propagandista!, y que no entraba
en las causas objetivas de los hechos. O «incidentes
del 11 de septiembre». Con semejante expresión se refiere la entrada de otra película
sobre el 11/S en Wikipedia de la que daremos cuenta próximamente en Cinema Genovés y, posteriormente en el libro citado al principio. «Incidentes
del 11 de septiembre»...
El film tuvo, no obstante, muy buena recaudación, especialmente en la
venta en DVD y BluRay. Por lo visto, el gran público sigue llevando su particular duelo y
luto en privado, mientras en la calle el
ruido y la furia parecen no haber cesado, y ni los vivos ni los muertos pueden
descansar en paz. Acaso la búsqueda, después de todo, deba continuar…
Es una película muy conmovedora. Recuerdo lo mucho que me gustó en su día básicamente porque me resultó una sorpresa ya que iba con expectativas por los suelos después de que la habían tildado de manipuladora, lacrimógena, entre otros apelativos nada favorables.
ResponderEliminarEs un bonito relato sin duda.
Comparto, Daniel, tu apreciación respecto a la película. Precisamente, por haber sido silenciada o ignorada, cuando no maltratada, por motivos extracinematográficos, es por lo que resulta casi un deber darla a conocer al gran público y recomendar su visionado.
EliminarSalucines