Título original: Nightcrawler
Año: 2014
Duración: 113 minutos
Nacionalidad: Estados Unidos
Director: Dan Gilroy
Guión: Dan Gilroy
Música: James Newton Howard
Fotografía: Robert Elswit
Reparto:
Jake Gyllenhaal, Rene Russo, Riz Ahmed, Bill Paxton, Kevin Rahm, Ann Cusack,
Eric Lange
Producción:
Open Road Films / Bold Films
Nightcrawler es un notable trabajo cinematográfico producido el pasado 2014, un año de los más fecundos que recuerdo en los últimos
tiempos, de entre cuyos títulos estrenados también destacaría por su calidad, entre otros: American Spiner (El francotirador. Clint Eastwood), Fury (Corazones de acero. David Ayer), The
Drop (La entrega. Michael R. Roskam). Digo que Nightcrawler es una
agradable sorpresa en cuanto supone el primer trabajo del cineasta Dan Gilroy (quien firma asimismo el
guión), al tiempo que la ocasión para volver a admirar la andrógina belleza de Rene Russo, ya cumplidos los sesenta
años, y quien, desgraciadamente, ha cuajado una carrera cinematográfica bastante irregular. En
el caso del protagonista del film Jake Gyllenhaal,
más que sorpresa habría que hablar de consolidación de una trayectoria
sostenida, que alcanza aquí su plena confirmación.
Nightcrawler
constituye, ciertamente, un sólido producto, bien facturado, un film de acción
vibrante y turbador, hábilmente conducido por el debutante Gilroy, pero,
sobre todo, soberbiamente apuntalado por la caracterización del personaje
principal de la película que lleva a cabo Gyllenhaal. Este trabajo de interpretación resulta esencial en un thriller
psicológico como es este viaje al
interior de la noche en la ciudad de Los Angeles. Lou Bloom (Jake Gyllenhaal), cual «oruga que sale por las noches de bajo tierra»
(significado literal del título del film), busca ganarse la vida perdiéndose en
los vericuetos y laberintos, en la encrucijada de avenidas y pasiones, que
encienden el after hours de la urbe
californiana.
Lou
es un tipo ambicioso y orgulloso, vengativo y
resentido, retorcido y sin escrúpulos, hasta límites que rozan la insania y la
patología. Un sujeto altivo que desea
llegar hasta lo más alto en aquello que se proponga, que no acepta ser
atropellado y menos humillado por nadie. Hábil argumentador y negociador,
se emplea a fondo con astucia y doblez, con inteligencia, paciencia y
planificada actuación en la lucha por la vida. Sabe mostrarse manso a la hora de solicitar trabajo o cerrar un trato,
pero no menos feroz cuando se trata de ponerse
en acción o de vengarse.
Con espíritu explorador y alma de rapaz,
no es casual que este depredador de la noche, con buenas dotes de observador, encuentre en el oficio de paparazzi freelance la profesión en la
cual progresar. En este caso, en vez de acechar y tomar instantáneas de
gente famosa en lugares públicos, persigue
cual ave de rapiña escenas crudas y cruentas, de accidentes y violencia.
Una vez grabadas las imágenes en video —antes de que acuda la policía al lugar
de los hechos, utilizando para ello un escáner que capta las conversaciones
telefónicas entre la centralita de la jefatura y los coches-patrulla—, las
ofrece a la cadena de televisión que esté dispuesta a pagar
(más) por ellas.
El primer trabajo que logra vender a una empresa de comunicación, la directora de informativos de la mañana,
Nina Romina (Rene Russo), hace notar
que el tipo tiene buen ojo para el oficio. Esto es solo el principio de una
frenética y peligrosa carrera, por las calles y los pasillos de Los Angeles, en
la que la actividad de Lou gradualmente
crece en medios y en riesgos. Desea crear una empresa y una marca propia,
comenzando por emplear a otro individuo marginal y desdichado en tareas de
asistente, Rick Carey (Riz Ahmed), a quien, en la primera
entrevista, le pide referencias, que hable de sus habilidades para conseguir el puesto,
que aprende a venderse… Luego, urge enfrentarse a la competencia en una labor que
se mueve en el filo de la ley; convenir precios con los clientes; rastrear —y
si es preciso manipular— escenarios macabros que, una vez registrados y editados,
amenicen el desayuno de los tele-espectadores.
Astuto y con reflejos, Lou se transforma según el momento y la ocasión, una mutación que
permite a Jake Gyllenhaal lucirse en el
papel. Obsérvese tan sólo en su peinado, cuando habla con los empleados y jefes
de la emisora (peinado hacia atrás y con fijador) o cuando, olida la presa, se suelta el pelo se lanza
sobre ella a toda velocidad (fijándose una coleta en la parte superior del
cráneo, a modo de penacho, modelo samurái). Reparemos, en fin, en los
movimientos corporales y en las distintas caras de este fiero lince que (se) crece entre los delirios de grandeza y los
extravíos de la mente. «Estás loco, estás loco…», le espeta el joven Rick
en uno de los momentos más dramáticos del film.
¡Extra!
¡Extra!
Nightcrawler es un sólido y solvente trabajo que, en bastantes aspectos, evoca el film Drive (2011), dirigido por Nicolas Winding Refn y protagonizado por Ryan Gosling, y que como éste, tiene
grandes posibilidades de llegar a ser un clásico.
Pero, ante todo, visionando Nightcrawler, el atento e informado espectador recordará al verdadero clásico del periodismo sensacionalista o amarillista: el fotógrafo de origen ucraniano Weegee (seudónimo de Arthur H. Fellig), sobre quien se hizo en 1992 un muy aceptable biopic, El ojo público (The Public Eye), dirigido por Howard Franklin y protagonizado, al frente del reparto, por Joe Pesci (en el papel de Leo Bernstein/Weegee) y Barbara Hershey.
Pero, ante todo, visionando Nightcrawler, el atento e informado espectador recordará al verdadero clásico del periodismo sensacionalista o amarillista: el fotógrafo de origen ucraniano Weegee (seudónimo de Arthur H. Fellig), sobre quien se hizo en 1992 un muy aceptable biopic, El ojo público (The Public Eye), dirigido por Howard Franklin y protagonizado, al frente del reparto, por Joe Pesci (en el papel de Leo Bernstein/Weegee) y Barbara Hershey.
Weegee, reportero mercenario y
heterodoxo como Lou, cuyos métodos de trabajo coincidían en mucho, deseó no sólo
ganarse la vida, sino, principalmente, ser reconocido como un artista. Objetivo que logró. Ya en los años 40 algunos de sus trabajos fueron expuestos en el
MoMa de Nueva York, y todavía hoy es reconocido como uno de los fotógrafos más
celebres y celebrados de la historia de la imagen y el periodismo gráfico.
Sin conocer la historia he pensado en Driver. Da miedo ese aspecto que luce Jake Gyllenhaal, me gusta éste actor, el tema, al igual que el look del protagonista, tambien da escalofrios.
ResponderEliminar¡Tremenda foto la del tipo tirado al lado de la maquina de Coca-Cola! toda una metáfora.
Salucines, Fernando
La foto que citas, amiga Abril, es de Weegee, que conste...
EliminarY es verdad es que Gyllenhall borda un personaje entre siniestro y escalofriante. La peli vale la pena, sin duda.
Salucines