Descrito en términos filosóficos —y ustedes
me perdonarán semejante atrevimiento—, el
cine del director Gregory La Cava podría calificarse de “dialéctico”, por lo
que tiene tanto de arte de discusión y cháchara cuanto de conflicto de contrarios entre personajes; "dialéctico" digo,
más en el sentido de Heráclito y Hegel que en el de Marx y Engels, aclaremos los términos. Observamos, ciertamente, en los
personajes principales que pueblan la rica filmografía de La Cava un constante duelo y una dualidad contradictoria. La dualidad referida (el nudo de la cuestión) acaba sintetizándose en un desenlace no pocas veces intencionalmente artificioso y de circunstancias, lo cual a más de un
espectador podrá desconcertar.
Las películas dirigidas por La Cava no
tienen, por lo general, un palmario final feliz, sino que los protagonistas
buscan una práctica salida a sus disputas para así llegar felizmente al último
momento del film, “The End”; o sea, para salir bien librados... Es por este motivo que muchas de ellas ofrezcan finales con visos de precipitación,
sospechados a la vez que sorprendentes (atrevido equilibrio), cuando no forzados; forzados sí, por las circunstancias que les
incita a encontrar una salida a sus vidas.
Este es el aspecto que ofrece la conclusión de Mayoría de edad (The Age of Consent, 1932); La comedia de la vida (Symphony of the Six Million, 1932); She Married Her Boss (Sucedió una vez, 1935); Al servicio de las damas (My Man Godfrey, 1936); Damas del teatro (Stage Door, 1937); Primrose Path (Una nueva primavera, 1940) y, en fin, Lecho de rosas (Bed of Roses, 1933), la película que veremos la semana próxima en Cinema Genovés.
Este es el aspecto que ofrece la conclusión de Mayoría de edad (The Age of Consent, 1932); La comedia de la vida (Symphony of the Six Million, 1932); She Married Her Boss (Sucedió una vez, 1935); Al servicio de las damas (My Man Godfrey, 1936); Damas del teatro (Stage Door, 1937); Primrose Path (Una nueva primavera, 1940) y, en fin, Lecho de rosas (Bed of Roses, 1933), la película que veremos la semana próxima en Cinema Genovés.
Rodaje de Stage Door (1937)
En los casos citados,
lo mismo en que el conjunto de la filmografía de La Cava (al menos, la parte que he tenido ocasión de visionar), el “chico” y la “chica”
no suelen cerrar la película con el beso de rigor ni con un amoroso abrazo ni marchando
cogidos de la mano en dirección al horizonte, sino unidos más por la fuerza del destino que del deseo, en ocasiones de
modo sólo sugerido, ni siquiera compartiendo ambos el último plano. De las
cintas que he conozco de La Cava podría señalar unas pocas excepciones: Mundos
privados (Private Worlds,
1935) y Vivir a lo grande (Living
in a Big Way, 1947); por otra parte, los films menos personales y más excepcionales
en la filmografía del cineasta. Y no olvido La
chica de la Quinta Avenida (Fith
Avenue Girl, 1939), cuya coda fílmica contiene grandes dosis de ironía y parodia (Tim Holt
no introduce en casa a Ginger Rogers en los brazos, como demanda la costumbre,
sino cargada sobre hombro, cual si se tratase de un rapto; no es casual que un
agente de policía observe los hechos bajo sospecha).
Rodaje de Primrose Path (Una nueva
primavera, 1940)
Lo que sí parece claro es que el cine de La Cava
está muy lejos de la duplicidad de tipos característica de los films de Franz Borzage, los cuales encuentran una
elevada y casi mística reunión en el amor inmortal en el más allá. También
están alejados de los maniqueos frescos sociales expuestos en las comedias de Frank Capra, astuto director que maneja
las emociones del espectador con la intención de que empatice fácilmente con el/los héroe/s del
film, dejando así clasificados y puestos en evidencia quienes se encuentran en el otro lado; vulgo, "los malos" de la película. En los films de La Cava no
es tarea sencilla identificarse o tomar partido por un personaje en particular,
acaso porque ni busque ni pretenda tal cosa.
Las comedias realizadas por La Cava sí prefiguran, en cambio,
la mirada cinematográfica, escéptica y caústica, de Billy Wilder, la cual despide un romanticismo amargo o nihilista,
aunque rebosen humanidad por todos los costados, unos rasgos éstos todavía más acusados en el director de El apartamento (1960) que en sus coetáneos Preston Sturges y Mitchell Leisen o en su maestro Ernst Lubitsch. La
Cava, por su parte, filma comedias dramáticas, y
también enloquecidas y disparatadas, pero, sobre todo, muy humanas, tal vez
demasiado humanas… (La Cava no siempre puede evitar que en sus trabajos la farsa esté por encima de la contención o el comedimiento).
Rodaje de La chica de la Quinta Avenida (1939)
El cine de Gregory La Cava, muy influido
por los efectos de la Depresión
económica de los años 30 en Estados Unidos, suele calificarse de “social”,
y lo es, más en un sentido descriptivo o contextual que de denuncia o de
propaganda político-ideológica. La tremenda recesión económica acaecida en la
primera mitad del siglo XX amplifica, de hecho, la sustancial lucha de
contrarios patente en su obra, que en ningún caso se salda en un escenario
de lucha de clases. Los personajes
opuestos retratados en los films de La Cava viven contrariados,
experimentado la existencia y los acontecimientos con perplejidad, viviendo al
día, situación que no siempre genera en ellos pasión (a menudo, sí compasión)
pero tampoco odio entre individuos ni afán de enfrentamiento o desquite.
Pues yo confieso que tengo Al servicio de las damas y Damas del teatro como dos de mis películas favoritas dentro de una lista interminable(claro está). La primera me parece divertidísima, en especial por su (des)controlada frivolidad. De la segunda me fascinan, entre otras cosas, los diálogos entre Rogers y Hepburn y todo el plantel de estrellas y estrellitas que habitan en la pensión. No obstante, me falta mucha obra de La Cava por ver.
ResponderEliminarSalucines
En efecto, amigo deWitt, las pelis que citas son las más conocidas de La Cava. Si, como dices, te gustaron, no le pierdas la pista a este notable cineasta. En la entrada refiero algunos títulos recomendables. Para más información, "Razón: Portería"...
EliminarSalucines
De Gregory LaCava sólo he visto Al servicio de las damas y Damas de teatro al igual que el amigo DeWitt me parecen dos historias con mucho encanto, tienen un poco de todo, de ese cine social al que aludes y de comedia loca. Damas de teatro desde luego es un lucimiento absoluto para las actrices y no sólo para la genial Kate Hepburn porque Ginger Rogers no se queda atrás.
ResponderEliminarTe comento aquí pero podria decir lo mismo en la siguiente entrada.
Salucines
Gracias por la visita, amiga Abril.
EliminarDamas. Damas. Como ves, aunque los títulos en la versión española no se corresponden con los originales, lo cierto es que los personajes femeninos son protagonistas en los films de La Cava. ¿Quién da más...?
Salucines
Tan solo he visto, " Damas de Teatro ", " Al servicio de las Damas " y lo qué pude reirme querido Fernando, con esa Carole Lombard, impagable; y el fabuloso William Powell, los secundarios de lujo. Alta Comedia.
ResponderEliminarSalucines.
Querida Susan: 'Al servicio de las damas' es una película deliciosa, y muy divertida. Con todo, te invito a que busques más pelis dirigidas por La Cava porque este director tiene mucho talento para la comedia.
EliminarSalucines